jueves, 15 de octubre de 2009

Amor casi total- Miguel Dorelo

Crucero en donde la conocí. La amo.

Amor casi total- Miguel Dorelo

La conocí en circunstancias poco habituales.
En un principio me llamó la atención (no era para menos), pero poco a poco, lentamente, me fui enamorando de ella.
Todos hemos viajado alguna vez en uno de esos cruceros intergalácticos que prometen hacernos conocer veintisiete planetas exteriores en cuatro días venusianos, no lo nieguen.
Era mi primer viaje y me tocó sentarme en el tercer nivel de la cuarta cubierta de popa.
Me acomodé en mi asiento ergonómico y casi al instante noté lo que usualmente sucede en estas naves interraciales: en apariencia diseñados para “terriformes”, no se adaptaban del todo a mi cuerpo. El resto de los “asientos” eran el caos habitual: cilindros, contenedores para los seres de plasma de Antares, poliedros, pequeños pesebres para los “niños celestiales” o “jesusitos” como se los conocía habitualmente,etc.
¿Ella? Estaba a un par de metros de mi asiento, “contenida” ya que no “sentada” (no poseía un equivalente a las asentaderas humanas, por lo menos en apariencia) y totalmente inmóvil si no tomamos en cuenta los destellos que emanaban desde la parte color magenta de su cuerpo.
Nuestro primer destino era uno de los satélites de Júpiter, Aitné, en donde tendríamos la oportunidad de inaugurar el nuevo Hilton siete cuásares.
Ya en nuestro destino, volví a verla en el salón principal del complejo; ya no lucía el destellante magenta de la nave, toda Ella se había vuelto traslúcida con un ligero tinte violáceo: su forma de desnudez. No me pregunten porqué; el amor, el verdadero amor, no admite explicaciones de ningún tipo, solo sé que esto incentivó mis sentimientos hacia Ella.
Me dirigí hacia donde se encontraba. Estaba sola y algo apartada del resto, así que me ubiqué cerca para contemplarla mejor. De forma ligeramente oblonga, no poseía ningún tipo de apéndice equivalente a nuestros brazos y piernas, no se observaba tampoco algo que se asemejara a una boca, ojos, nariz ni oído.
Era todo un desafío el que se me presentaba; mi corazón estaba desbordado con su presencia tan cercana, comprendí que ya mi vida no tendría sentido si no lograba que Ella correspondiera a mis sentimientos. Noté que otro de mis órganos, algo más prosaico, también estaba reaccionando ante su cercanía de una manera que hacía mucho tiempo no hacía.
—Tengo que conquistarla —me dije.
Surgió el cómo casi de inmediato; casi todas las razas conocidas tienen insertados en sus cerebros el CCU (Chip de Comunicación Universal) con el cual se había logrado vencer todas las barreras idiomáticas por medios telepáticos. Tuvimos una primera charla de los más interesante e incentivadora.
Resumiendo: soy el hombre más feliz del Universo; Ella siente lo mismo que yo, me lo ha hecho saber.
Nuestro amor es algo sublime, superior en todo sentido, nuestras almas ya no son dos entes individuales sino una sola y fantástica cosa.
Hasta aquí la narración de los hechos acontecidos hasta llegar a este presente mezcla de felicidad e intensa frustración; todos los inconvenientes que nuestro amor tuvo que superar en estos dos días (venusianos, que como todos saben, serían unos cuatrocientos seis días terrestres), costumbres, hábitos alimenticios, períodos de sueños, etc. Todo superado por la intensidad de nuestro Amor, no me canso de mencionarlo; el más hermoso que alguna vez existió.
Pero…
Cuatrocientos seis días son muchos para un auténtico representante de la raza humana.
Corrijo: para un representante macho de la raza humana, joven, hormonalmente sano… y ansioso por consumar esta relación idílica e incompleta.
Sexo, claro que sí. Indispensable, irremplazable. Complementario del amor, si lo prefieren así. Hermoso y satisfactorio: Sexo.
Aunque mis deseos carnales ya son de un tenor imposible de contener y soportar, debo tratar de ser lo más delicado posible; las hembras de Isthar son seres sumamente sensibles y muy reservadas. Es costumbre milenaria y secreto muy bien guardado el procedimiento de la cópula con el macho, sea este de la raza que fuera. Cualquier desliz en el intento de unión puede incluso a terminar con la vida de uno o ambos integrantes de la pareja.
Como bien dice el “Libro Único y Verdadero de la Consumación Final”de la cultura Istharita, “El verdadero Amor guiará a las partes sin necesidad de comunicación alguna en el momento culmine”. Yo la amo y ella me ama; o eso creo. No tendría que haber ningún inconveniente en la cópula,pero…
Mi amor por Ella es muy grande y a estas alturas mi deseo de poseerla es aún mayor, pero también lo es mi miedo a la muerte, por qué negarlo, es por eso que ruego encarecidamente a aquel que lea este relato, haya pasado por una situación similar y tenido la dicha de consumar su relación me guíe, responda al interrogante que he tratado en vano de dilucidar en todo este tiempo.
¿Por donde, por donde, carajo?

Exclusivo de La Cuentoteca

sábado, 10 de octubre de 2009

Una lección de caridad- Miguel Dorelo

Gente de mierda, responsable en parte de que esto siga pasando.

Una lección de caridad- Miguel Dorelo

—Por favor, señora, ¿me da una moneda? Tengo hambre.
—No hijito, eso sí que no. Quizás no lo entiendas, eres muy pequeño, pero si lo hiciera no te estaría ayudando.
—Pero señora, es que tengo mucha hambre.
—Eso ocurre porque eres pobre, porque tienes la fortuna de ser pobre. El Señor tiene un lugar especial reservado para ti, a su lado.
—Pero, me duele mucho la panza, señora; estoy cansado y me mareo. ¿Me compra un sánguche?
—Te haría más daño que beneficio, hijito. Ten fe, reza, acércate a Él. Tuyo será el cielo.
—¡Si no como algo me voy a morir, señora! ¡Por favor! ¡Por favor!
—No es esa la forma de suplicar ayuda al Señor. Debes rezar el Padrenuestro.
—No lo sé, señora. No hay tiempo para el Padresuyo. Hace dos días que no como. ¡No me quiero morir!
—No morirás, si Él así no lo quiere. Repite conmigo: Padre nuestro que estás en los cielos…
—Mi padre no está en el cielo, señora. Por favor, deme una moneda.
—Si no rezas con fe nada obtendrás del Señor. Pero para que veas que me interesan los pobres, te daré algo mejor: te regalaré una enseñanza del Libro Sagrado. Recuérdalo siempre. Dijo San Pablo: “Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza”. ¿Comprendes el mensaje?
—No, señora, no sé qué me habla.
—Debes rezar. Pídele a Jesús y el escuchará tus ruegos. Volveré mañana para ver si has aprendido la lección. Repite: Padre Nuestro que estás en los cielos…
—No sé si mañana voy a estar, señora.
—Ten fe. Estarás.
—No, señora, mañana no voy a estar.
—Rézale a María, entonces. Di conmigo: María, madre de Dios…
—No es así, señora, usted no entiende.
—Sí que entiendo, ustedes son todos iguales. No quieren salvarse, prefieren robarle a la gente decente.

Publicado en Breves no tan breves