lunes, 30 de enero de 2012

Un fuerte olor a podrido-Sergio Gaut vel Hartman-Miguel Dorelo


Un fuerte olor a podrido – Sergio Gaut vel Hartman & Miguel Dorelo

Es terrible no sentirse limpio, se dijo. Lo obsesionaban todas las cosas que podían convertirlo en un ser inmundo: las bacterias, las liendres, los nanoseres microscópicos que las compañías de alimentos siembran en las viandas para controlar a las personas desde el comienzo de la liberalización productiva. Soy un descuidado montón de piezas indebidamente esterilizadas, casi cien kilos de materia contaminada; una criatura febril y sucia al mismo tiempo, no aguanto más los picores en el cuerpo, todos mis fluidos corporales sublevados, deslizándose por mi carne, empapándome hasta los huesos, esta repugnante sensación de estar inmerso en un gran tonel lleno de estiércol.
Y sobre todo me resulta totalmente imposible soportar este fuerte olor a podrido que ya invade todos y cada uno de los rincones de mi féretro.
Yo pedí expresamente ser cremado.
Y no me han hecho caso.

domingo, 15 de enero de 2012

Demasiado ecléctico- Miguel Dorelo


Demasiado ecléctico- Miguel Dorelo

Desayunó temprano: pizza con dulce de leche.
En el equipo de audio sonaba Mahler.
Como aún tenía tiempo continuó leyendo “Mi lucha”.
—Realmente fascinante, nunca me sentí tan identificado —se dijo.
Leería otro rato, ya que la reunión de los jueves en “Judíos del mundo, uníos” arrancaría un poco más tarde.
Desde los parlantes se dejaba oír ahora Daddy Yankee.
— ¡Parabrisas, limpia parabrisas! —cantó a dúo.
Retiró el CD que el día anterior había compilado; seguiría escuchándolo en el auto.
Apenas se puso en marcha, Frank Zappa lo acompañó durante los primeros kilómetros.
El encuentro con sus paisanos resultó por demás de placentero aunque duró más de la cuenta, por lo que tuvo que cortar antes el asunto para no llegar tarde a sus otros compromisos.
En su segunda reunión del día fue expeditivo: apoyó fervientemente la adquisición de los nuevos arpones para los barcos balleneros. Brindó con sake, saludó a Nakiro, el capitán de la flota y se retiró satisfecho.
Volvió al coche. Aceleró. No quería llegar tarde a la reunión de Greenpace; se decidía la campaña para adquirir los equipos de agua necesarios para los activistas voluntarios de los que formaba parte. Pensó en Willy, la ballena Hollywoodense y en la crueldad del hombre. Lloró.
Cosas del destino: Epitafio de King Crimson ponía la nota de color desde el estéreo. Subió el volumen y una nueva lágrima rodó por su mejilla, esa canción siempre lo había emocionado. Momentáneamente cegado, no alcanzó a ver que el semáforo cambiaba de color y atropelló al niño que balde en mano se posicionaba en medio de la avenida. Pensó en parar, pero ya estaba atrasado y en la organización nada se resolvía si antes él  no era consultado.
—El equilibrio ecológico ante todo —se dijo.
  Recordó la fecha; San Valentín. Realizó una breve parada para enviarle flores y el poema que había terminado esa mañana al amor de su vida.
Para mi único y verdadero amor, escribió. Abrió la guantera del auto y sacó su IPod: encuentro Swinger a las 23.00 hs. (hacerle recordar al amor de mi vida) —leyó en su agenda. Escribió la dirección del departamento en donde se encontrarían con las otros cuatro parejas  en el dorso de la tarjeta y le agregó un amoroso  soy enteramente tuyo, eres solo mía.
Manejó displicentemente el resto del camino, siempre había comulgado con aquello de que cada cosa a su tiempo y en su debido lugar, de nada valía apurarse, lo importante era tomarse las cosas con calma, darse el respiro necesario para una vida armónica.
Miró su reloj. Se le hacía tarde, aceleró a fondo, aquellas clases de meditación zen que inteligentemente había tomado acudieron prestas a su mente: vio los siguientes cuatro semáforos de un color verde radiante y hermoso, sus oídos troncaron los insultos y frenadas de los demás automovilistas en acordes melodiosos de oboes y violines.
El sol se ocultaba lentamente en un atardecer de ensueño, una inmensa paz se adueñó de todo su cuerpo; subió el volumen del estéreo al máximo: los Sex Pistols con “Anarchy in the UK” hicieron que no pudiese, ni quisiese, contener otra lágrima, la segunda o tercera del día; en materia de sensibilidad no importa tanto la cantidad como la calidad.
Pensó en cuan más hermosa es la vida cuando se vive en armonía con uno mismo y con lo que nos rodea, la coherencia de ser algo único e irrepetible pero a la vez formar parte de un todo.
Un hermoso día anunciando una aún mejor noche. Desde los parlantes Los Wachiturros  se tiraban un paso mientras las primeras estrellas se asomaban tímidamente engalanando una jornada más en el bello planeta Tierra.

Relato inspirado en el concepto que sobre el autor suele recalcar Marcelo Pisarro.

sábado, 7 de enero de 2012

Doble placer- Miguel Dorelo


Doble placer- Miguel Dorelo

Uno nunca termina de entender a las mujeres; aún amándolas con todo el alma.
Amena charla luego de una riquísima cena, con un par de capuchinos acompañados de dos generosas porciones de chocolate amargo y palpitando el roce de unas sábanas perfumadas y una piel ardiente en su punto justo. Agarro sus manos, la miro a los ojos largamente; ella me roza apenas los labios, me da un pequeño mordisco. Enloquezco.
—Desde hoy, cada vez que tengamos sexo quiero que me leas—me dice ella acariciándome por debajo de la mesa con su pie izquierdo descalzo.
— ¿Eh?
—Eso. Que a partir de ahora quiero que me leas algo cuando nos hagamos el amor.
—A ver si te entendí ¿Vos querés que te lea el diario mientras cogemos? Seguro que lo leíste en la Cosmo o alguna otra de esas revistas boludas que comprás —No hay nada que me moleste más que la rotura abrupta de un clima amoroso trabajosamente diseñado. Me pongo loco y sumamente soez.
—No seas ordinario. Y además no me refiero a un diario; tiene que ser algo más literario, un libro, un cuento, un poema…
—Estás loca.
—Si a vos te gusta leer.
—Es cierto. Y mucho, igual que a vos. Pero no sé qué tiene que ver.
—También te gusta hacerme el amor…
—Cogerte: co-ger-te. Dejáte de cursilerías.
—Bueno, eso que decís ¿Por qué no hacer ambas cosas al mismo tiempo? El placer sería doble para ambos y yo estaría contenta.Muy.
—Supongamos, solo supongamos no me vengas después con que te lo prometí, que acepto ¿Cómo sería el mecanismo de semejante cosa?
—Más o menos como siempre, solo tendríamos que encontrar la posición justa para que mientras lo hacemos vos puedas leerme algo. Creo que yo arriba sería lo ideal, pero vemos.
— ¡Que pelotudez! No. Lo de vos arriba está bien, me gusta y lo sabés, pero lo de leer…
—O lo hacemos así o no lo hacemos más.
—Claro, justo vos te vas a aguantar sin hacerlo. Andá.
— ¿Qué me querés decir? ¿Qué soy una ninfómana?
—Sinceramente…Pero, no peleemos; está bien, probemos a ver qué pasa.
— ¡Gracias, mi amor! Pensé que podríamos empezar con algún cuento de García Márquez o Cortázar o poemas de Neruda ¿Qué te parece?
—Y, no sé. ¿Y si empezamos con el dinosaurio de Monterroso?
— ¡Andáte a la puta que te parió! Me voy a la casa de mi mamá hoy mismo.
Uno no termina nunca de entender a las mujeres. Y aún menos a las fanáticas de las microficciones.

Imagen: Mujer libro-Salvador Dalí

lunes, 2 de enero de 2012

Feng Shui- MIguel Dorelo


Feng Shui- Miguel Dorelo

—Papá, papá: hoy vi a un señor en la tele que decía que todos nuestros problemas se deben principalmente al mal flujo de energía debida a la mala disposición de nuestros muebles y la poco feliz elección de sus colores. ¿Y si cambiamos de lugar los colchones, corremos el brasero y pintamos el fuentón donde nos bañamos a ver qué pasa?
—Dejate de pavadas y seguí cartoneando que se nos hace de noche y tenemos como dos horas hasta la villa.