Más de lo mismo-
Miguel Dorelo
Ya era tiempo:
debía marcharse. Nada dramático, solo aburrimiento. La tierra se había
convertido en un lugar sin encanto.
No fue una decisión
apresurada. Intentó con todas sus ganas encontrar motivos que lo retuviesen, hasta
se enamoró. Pero no fue suficiente.
Eligió como
vehículo para llegar al cielo un frasco de pastillas.
Al llegar, en lo
primero que pensó fue que aquello de que los suicidas tenían vedado el arribo
era una mentira.
A la semana,
comprendió su error: el cielo era aún más anodino que lo anterior.
— ¡Que lo parió!
—Se dijo. Y comenzó a bostezar.
Publicado en Cuentos y Más.