
El recuerdo que guardo de ella-Miguel Dorelo
Hoy quisiera recordarla en todo su esplendor.
Sus cabellos de un intenso color verde que me observaban con dulzura.
Su piel ancha, sus caderas largas y renegridas flotando en el viento.
Su boca respingada, aspirando todos mis aromas.
Sus piernas, pequeñas, adornadas con pendientes, siempre atentas a mis susurros amorosos.
Sus pechos, largos y finos, siempre bien cuidados y que jugaban con mi pelo.
Sus hombros, húmedos y blandos, carnosos y pintados de un carmín intenso.
Su cadera esmaltada, blanquísima, sin caries, perfecta y siempre abierta en una sonrisa eterna.
Hoy quisiera recordarla en todo su esplendor, pero ha pasado ya mucho tiempo y a veces su figura me es confusa; nunca fui un buen poeta, adjetivos y metáforas se me mezclan.
De todos modos, sé que no podré olvidarme fácilmente de ella.
Exclusivo de La Cuentoteca
Claro! Siempre que pasa lo mismo, sucede igual uno recuerda todo, sólo que al escribirlo se confunde un poco de tanto no contarlo, no? Inolvidable narración de sus recuerdos, Dorelo. ¿Se llama así, no?
ResponderEliminarEs que se me mezcla todo ¿vio?
Claro, don Héctor. Esto es lo que pasa por guardar todo y no contarle algo a un amigo; todo termina por ser confuso. Ni se imagina cuando empecé a recordar detalles más íntimos, un lío terrible.
ResponderEliminarPor suerte soy un caballero y no voy a ventilar nada de eso.
jajaja...no sé si compadecerme de èl o de ella. Ya me hiciste pensar cómo me recordarán a mi, jaja.
ResponderEliminarAbrazos querido.
Depende del tiempo transcurrido, Clarice; y de la edad del o de la que recuerde.
ResponderEliminarYo ya estoy grande y me pasan estas cosas.
Esa muchacha parece un rompecabezas mal armado, prueba de que la memoria nos traiciona.
ResponderEliminarGracias por la lectura, Miguel
La memoria se nutre de apariencias a veces, María.
ResponderEliminarQuién sabe como me recordarán a mi, digo al personaje este.
Un gusto que hayas pasado por aquí.
A veces no se puede. Se trata, se hace lo posible, lo imposible, y con todo y eso, no se puede.
ResponderEliminarEs cierto, Esteban. Lo que no tengo claro es si depende del recordante o el recordado la mayor responsabilidad de que esto ocurra. Supongo que a veces uno/a y otras otro/a.
ResponderEliminarY están las circunstancias de la relación, claro.
El "recordante" tiende a idealizar al "recordado": en algunas ocasiones, recuerda sólo lo bueno y se olvida de las cosas que de él o de ella lo enojaban, y viceversa, a veces nos acordamos de las trastadas que nos hicieron, porque sirvieron para opacar los buenos momentos. En fin, es complicado, las relaciones humanas siempre lo son.
ResponderEliminarEso pasa, María; se tiende a idealizar.
ResponderEliminarNo sé por qué experiencias habrá pasado el personaje, pero en cuanto a mi, solo dejo buenos recuerdos.
Y siempre me acuerdo de las trastadas que me han hecho.
Mujeres.