viernes, 26 de abril de 2013

Especulaciones alcohólicas sobre la paradoja de Zenón- Miguel Dorelo



 Especulaciones alcohólicas sobre la paradoja de Zenón- Miguel Dorelo

Madrugada. Sentados a la mesa de un bar en el barrio de Abasto. Dos botellas de cerveza, una de ellas ya vacía y aún no retirada por el mozo somnoliento que olvidó hacerlo al dejar la nueva recién pedida.
—Que cosa esto de Zenón —me dice Facundo.
— ¿Qué Zenón y qué cosa? —le respondo desde la nebulosa mental que la falta de sueño y el alcohol ingerido han convertido a mi mente.
—La paradoja. Leí que ha sido resuelta.
— ¿La paradoja de Zenón? —pregunto tontamente.
—Sí. La paradoja de Zenón.
— ¿La de la cuestión esa del movimiento? —insisto al borde de la estupidez aguda.
—Sí. La de la cuestión esa del movimiento —me responde Facundo. Me parece notar en el tono de su voz un dejo de burla.
— ¿La de que en realidad el movimiento no existe, que no nos movemos?
—Sí, boludo, esa. Perdón, no quise decir eso. Si, esa, la que dice demostrar por medio de la lógica que el movimiento no existe.
–A ver si me acuerdo: si queremos ir desde el punto A hasta el punto B debemos pasar antes por un punto intermedio entre ambos, llamémoslo punto C  y continuando con la secuencia luego tendríamos que volver a un nuevo punto intermedio  y luego a otro y así hasta el infinito, por lo que no podríamos llegar nunca a nuestro destino por más cerca que estuviese ¿Algo así, no?
—No. Algo no, exactamente así. ¿No estabas en pedo vos?
—Que se yo, se me debe haber pasado. Llenáme el vaso así me recupero.
—Bueno, como te dije, leí que ha sido resuelto el problema.
— ¿Cómo que ha sido resuelto el problema?
—Resuelto el problema ¿Hablo en japonés yo? —Los padres de Facundo son oriundos del imperio del sol naciente. Su sentido del humor es demasiado oriental para mi gusto.
—No te calentés; me refiero que el problema no es tal, todos sabemos que el movimiento existe. Estamos acá, en este bar, porque antes estábamos en otro lado y vinimos hasta acá.
—Me refiero a que se resolvió en los términos en que se plantea. Que se resolvió lógicamente.
— ¿Cómo? La verdad es que no se me ocurre cómo resolver lógicamente lo de los puntos intermedios. Siempre va a haber un puto intermedio entre dos puntos a unir. Cuando leí por primera vez sobre la paradoja se me derretía el cerebro tratando de encontrarle una falla y no pude.
—Bueno, eso no significa gran cosa.
—La concha de tu hermana.
—Es en joda. Bueno, la cosa es que leí en un sitio de internet que fue resuelto.
— ¿Y cuál es la explicación lógica que resolvió la paradoja?
—No me acuerdo. Me acuerdo que lo leí, pero no me acuerdo qué decía.
— ¿Me estás agarrando para la joda?  —Me estaba calentando un poco.
—No, no. Es cierto que lo leí y aunque no me acuerdo cuál era la explicación si recuerdo muy bien que me convenció, así que yo creo que está plenamente justificado que te haya dicho lo que te dije.
—Me mareás. ¿A qué te referís exactamente?
—A que se encontró una explicación lógica a la paradoja de Zenón.
— ¿La de la no existencia del movimiento?
—Ah, sos vivo. Los poseedores de la sabiduría somos nosotros, occidental de cuarta.
—Paremos con las agresiones. La verdad es que sigo pensando que es imposible refutar por medio de la lógica a la paradoja, pero cuando llegue a casa busco en la web haber si encuentro lo que me contás. De todos modos es una boludéz, la mejor prueba de que el movimiento es posible lo da la realidad.
—Puede ser…
—Es.
—No sé.
—Te lo aseguro.
—Bueno.
—Que tarde se hizo. Pagá y vamos.
—Paguemos dirás.
—Sí. Paguemos.
—Y a está saliendo el sol…
—Ajá…
—Como se pasa rápido el tiempo especulando sobre estas cosas…
—Ajá…
—El mozo no viene.
—Ajá…
—Se está haciendo de noche de nuevo.
—Sí.
— ¿Hace cuanto que estamos acá?
—Ya ni me acuerdo.
—Mucho tiempo, eso seguro.
—Ajá…
— ¿Te comenté que leí por ahí que lo de Zenón fue resuelto?
— ¿Qué Zenón, el de la paradoja?
—Ajá.
—Yo no creo que haya sido resuelto. La lógica demuestra claramente que el movimiento no existe y que es imposible desplazarse de A hasta B.
— ¿En qué te basas para afirmar eso?
—No sé. Llamálo intuición masculina.
— ¿Pedimos otra?
—Dale. Yo creo que tenemos acá para rato.