domingo, 11 de septiembre de 2011

Están llegando- Miguel Dorelo


Están llegando- Miguel Dorelo

—Ya estamos llegando.
Nunca pensé que esas simples palabras despertarían tal terror en mi cada vez más amenazada existencia.
Ayer, sentado ante el teclado de  la computadora, tuve una pequeña hemorragia nasal y el dolor de cabeza sigue siendo constante. Están alcanzándome y no sé ya que hacer; la próxima etapa será la de resignarme y abandonar esta lucha que solo me está sirviendo para prolongar mi agonía.
Como suele suceder, me tomé en broma los primeros avisos ¿Quién querría desear mi muerte? Solo soy  “un laburante que le da por escribir”, según mi auto-definición, que no cree haberle hecho demasiado mal a nadie como para generar el rencor suficiente que se necesitaría para un hecho tan trascendente como es el hacer pasar al otro lado contra su voluntad a persona alguna.
Después de las siguientes amenazas, y sobre todo cuando dieron a conocer sus supuestas identidades, pensé que solo se trataba de un delirio provocado por el estrés al que he estado sometido en los últimos meses. Me prometí no andar tan a los apurones y por unos días me olvidé del asunto. Ahí fue cuando empezaron los primeros indicios de que había algo más que simples disfunciones neuronales provocadas por el cansancio.
Una  mañana, al revisar mi correo me encontré con mail que se repetía cientos de veces:
“Nos has tratado muy mal y seguís haciéndolo, pero no será por mucho tiempo más”. El destinatario era claramente yo, pero en el remitente aparecía el famoso “Unknown” que hasta ese día había creído que solo podía venir en la casilla de “asunto”. Con mi habitual optimismo supuse que se trataba de una nueva forma de spam capaz de sortear los filtros de Hotmail y traté de concentrarme en el nuevo poema que estaba tratando de dedicarle a ella.
En las siguientes  etapas  no solo se contentaron con los cada vez más reiterados ataques a mi ya vapuleada psiquis; fue cuando los dolores de cabezas se hicieron más agudos y constantes, se me empezaron a acalambrar las piernas y a sentir cada tanto fuertes puntadas en el pecho. Me empecé a asustar.
—Seguí haciéndolo, disfrutálo. Son tus últimas veces, maldito hijo de puta.
Esta madrugada desperté sobresaltado y empapado en sudor. Tengo la pc en mi dormitorio y estoy completamente seguro que antes de irme a dormir la había apagado  después de terminar un cuento bastante crudo sobre la influencia del paso del tiempo en algunas mujeres y las repercusiones en sus vidas sentimentales y sociales. Recuerdo perfectamente que mientras redondeaba la idea sonaba de fondo “Everybody nows” de Leonard Cohen y terminaron al unísono canción y resolución del relato. Apagué, corté el paso eléctrico del regulador de tensión al que está conectada la computadora y me fui a dormir. Sin embargo, el maldito aparato estaba  encendido y  la frase se repetía una y otra vez en un in-crescendo insoportable que me alteró como nada nunca antes.”Seguí haciéndolo, disfrutálo. Son tus últimas veces, maldito hijo de puta”- Seguí,hijo de puta, disfrutálo, últimas, últimas, últimas…

El día se termina y quizás no sea lo único que así lo haga; hace un par de horas que el “ya estamos llegando” se repite en distintos tonos a través de los parlantes, intenté todo y no hubo forma de hacerlas callar, si, digo bien, hacerlas; junto al mensaje aparecen y desaparecen en la pantalla del monitor cientos de rostros femeninos repitiendo la cantinela no sin antes darse a conocer: Soy María y ya estamos llegando, soy Paula y ya estamos llegando, soy Carla y ya estamos llegando, somos todas y ya estamos llegando…

Estas, quizás mis últimas palabras, quiero dedicárselas a mis compañeros y compañeras del Grupo Literario Heliconia que en los últimamente me preguntaron el por qué de la interrupción en mi habitual flujo constante de relatos, también a los lectores de mi blog quizás extrañados por la poca actualización del mismo, les quiero decir que se debió a un último intento por salvar mi vida, supuse que dejando de escribir por un tiempo, ellas, mis personajes femeninos, se olvidarían o al menos comprenderían que jamás estuvo en mi ánimo tratarlas en forma solapadamente machista rozando en lo misógino.

Algo está asomándose y  comienza a salir a través de la cpu, creo que mi arrepentimiento y mis disculpas llegan demasiado tarde.

11 comentarios:

chely dijo...

Es evidente...sos un grande.
El personaje de hoy debería entrar en estado de resiliencia
Excenete.

Salemo dijo...

Es cierto, Chely: estoy grande. Pero la llevo bastante bien. Creo.
Y me voy a esconder a ver si zafo de estas desgraciadas.

chely dijo...

Bueno muchacho!!
He dicho sos un grande escribiendo
No digas que estás , porque entonces que queda para mí...jaja

Javier López dijo...

Temía que algún día te iba a ocurrir esto. Pero no desesperes, seguro que las convences a todas y montáis una buena fiesta... de cumpleaños.
Felicidades, Dorelo. Por el cuento y por el cumple.

A.R.N. dijo...

seran los 52 que te superan.
no te preocupes por nosotras las chicas, estamos acostumbradas a los hombres y los cuentos machistas, a que nos paguen menos por los mismos trabajos, a que nos tengan miedo y huyan de nosotras porque pensamos. podemos vivir sin ustedes pero no es lo mismo.
muases

Salemo dijo...

Chely, no te hagas la coqueta,aún teniendo con qué, que este es un ámbito muy serio;tanto como el dueño del blog.

Salemo dijo...

Javi, lo de la fiestita con mis personajes femeninos es una brillante idea, buscaré la forma de poder concretarla.
Gracias, por lo del cuento y por lo del cumple.
Un abrazo.

Salemo dijo...

Los 52, me atropellan, pero les hago frente, Aída.
Sé de los aguantes y de los valores de todas las mujeres del mundo, de lo maravillosas que son en general y que sin ustedes el mundo sería una porquería.

Advertencia: mi blog ha sido hackeado y el comentario anterior no fue escrito por mí.Ni adhiero a lo dicho por este sujeto, por supuesto.

Analía dijo...

Jajaja muy bueno!!! Besos

Salemo dijo...

La que no opinan lo mismo son estas guachas, Analía. Ya no sé donde esconderme. Yo las amo, pero no me creen.

María del Pilar dijo...

Muy bueno el cuento, Miguel, te felicito.