lunes, 4 de junio de 2012

Insistente- Miguel Dorelo



Insistente- Miguel Dorelo

­—Le agradezco, pero en este momento no necesito  —le dije de entrada.
—Pero mire que como yo no va a conseguir así no más, eh —porfió.
—Le creo; pero de verdad, no los estoy usando en este momento, no es nada en contra suyo.
—Multifacético soy. Me convierto en cualquier cosa que se requiera; hasta cambio de sexo si es necesario —insistió.
—Supongo que dice la verdad, pero en serio: estoy en una etapa de experimentación y no quiero depender de nada que sea demasiado tangible ni que me obligue a amoldarme a los cánones establecidos —traté de explicarle poniéndome en pose intelectual, aunque ya me la venía venir: cuando uno de estos se emperra pueden ser muy pesados.
—Bueno como Bambi o más malo que el mismo Chucky puedo ser, lo que prefiera. O morirme y resucitar, enamorarme, enamorar o pasar a la historia como el más odiado. Y físicamente también me adapto, no crea que no, rubia voluptuosa con pocas luces y grandes tetas, como esas que matan en las policiales, o una intelectual con anteojos y un poco frígida para esos cuentos machistas que usted suele escribir. De hombre tengo varios tipos también. Hasta animales le hago.
— ¡Ya le dije que no! —Me estaba hartando con tanta insistencia.  Fue peor. Se puso a rogar.
— ¡Por favor! No lo voy a joder mucho, me pongo a un costadito de la trama y ni molesto, solo una pequeña línea de diálogo de vez en cuando como para no sentirme un completo inútil. O me pone un nombre, el que usted quiera y me nombra cuando lo crea conveniente, solo eso. Dele, no sea malo.
— ¡Basta! Debería tener un poco más de dignidad. No lo necesito, le repito que no estoy usando personajes para mis cuentos, que estoy tratando de generar historias que no pongan al lector en el rol de identificación o rechazo que esto suele implicar. Inclusive cabe la posibilidad que decida también no utilizarlos a ellos; una nueva forma de literatura revolucionaria que nadie lea jamás. No me joda.
Fue ahí que comenzó a llorar a moco tendido y encima eligiendo la imagen de una bella y frágil mujer no exenta de las adecuadas curvas en forma de larguísimas piernas, un par de tetas del tamaño completamente compatible con mis manos y un culo que solo imaginado podía alcanzar tal perfección, todo esto enfundado en un conjunto de seda de un blanco níveo. ¿Ustedes hubiesen resistido ante algo así, aún si entre los lectores hay algunas damas, eh? Pues yo tampoco. La abracé, la acaricié, hice otras cosas que no vienen al caso y le prometí que en caso de no usarlo esta vez, lo haría en algún otro muy próximo relato.
Lo que sí, creo que otra vez pisé el palito, estos hijos de puta son muy taimados y conocen las debilidades de sus autores más que cualquier otra cosa en el mundo.

6 comentarios:

Sandra Montelpare dijo...

jajaaaa Genial metaficción! Pérdida total de la dignidad de mi parte ante la insistencia de algunos personajes que pugnan por su minuto de gloria o de oprobio en algún cuento. ¿O tendré el sí fácil ante la insistencia? Habrá que ponerse firme. Saludos van, Miguel!

Salemo dijo...

Gracias, Sandra.Hay que resistirse hasta donde se pueda, pero como digo, son muy taimados y se aprovechan de nuestras sensibilidades con trucos varios; por ahora suelen ser pacíficos, pero por si acaso debemos prestarle toda la atención.
Un saludo.
Miguel Angel

Gladis Lopez Riquert dijo...

Para mi que esa mina ya lo conocía, Dorelo. Usted mismo publicita su fama y después tiene las consecuencias.
Está muy bueno.
Gladis

Arturo dijo...

Dorelo:
Muy poca voluntad la suya...
Lo más práctico en estos casos es escribirlos en un papel cualquiera, para luego dejarlo perdido en el fondo de un cajón.
¡Hay que demostrarles quién es el que imagina!
¡Y no se deje atormentar, aparcero!
Un saludo campechano.

Salemo dijo...

Juro que no, Gladis; no es que tenga buena memoria con las mujeres,por lo general las olvido enseguida una vez usadas y además han sido tantas...Pero con las características de esta solo habrán sido un par de cientos y tendría que recordarla. Voy a tratar de hacer memoria durante el día, pero solo para evacuar tus dudas porque soy un caballero.Gracias por leer y comentar.

Salemo dijo...

Me agarró con las defensas bajas, Arturo. Sobre todo con su última transformación. La próxima vez pruebo seguir tu consejo, pero te distraen estos guachos y son ladinos, como digo en el relato; vos fijáte que intenté sacármelo de encima de entrada y la historia terminó girando en torno de él.Solo me había pasado antes con una mujer de carne y hueso. Que lo parió, debe ser la edad.
Saludos y gracias por pasar.