martes, 21 de agosto de 2012

La mirada-Miguel Dorelo



La mirada- Miguel Dorelo

A veces basta con un gesto, no es necesario palabra alguna; los ojos son los espejos del alma, dicen. Quizá no sea cierto, a lo mejor es tan solo otro de esos clichés de enamorados  poetas aficionados, frase de cajón para obvias tarjetitas acompañadas por  ositos de peluches, ramos de flores o cajas de bombones en forma de corazón.
Y sin embargo…
La miré a los ojos y no me gustó para nada lo que vi en ellos, supe al instante que así era como ella me veía, comprendí que era en vano insistir y emprendí la huida.

6 comentarios:

chely dijo...

Excelente!!

Salemo dijo...

¡Gracias, Chely! Algo sencillo que fue motivado por una idea que de repente empezó a rondarme y me exigió que la transcribiera en palabras. Las musas, dicen algunos.No sé.

Arturo dijo...

Miguel:
Tienes mucha razón, hay miradas que matan. Por eso, lo que hizo tu personaje fue lo correcto.
Bien redactado, cortito y al pie.
Un gran abrazo.

Salemo dijo...

Gracias, Arturo. No suelo juzgar a mis personajes, pero por ahí a alguno les parecerá que no debería haberse dado por vencido tan fácilmente. Me parece que se debió en parte a su ego; capaz que no era tanto ella, sino lo que no le gustaba de la relación era como ella lo veía.Digo yo, que de psicología se menos que de crochet.

En los Esteros dijo...

Acabo de leer el cuento por tercera o cuarta vez (y no es joda... me gusta tanto leer que a veces vuelvo a abrir una página ya vista y ya que estoy, le meto para adelante) De esta nueva lectura surge la siguiente reflexión: Yo creo que el tipo hizo bien porque en el amor, lo más creíble es la intuición. Puede ocurrir que te equivoques en la interpretación de los signos pero generalmente las mujeres saben como deecirle a los tipos: "La respuesta es no"

Salemo dijo...

Ojo Antonio que puede hacer mal leer tantas veces algo escrito por mí, aunque sea un verdadero placer para este escriba que lo hagas.
Con respecto al señor del cuento, me parece que abandonó muy rápido; en mi caso, si me dicen que no así sea por señas, insisto, lloro, me rebajo, ofrezco dinero o amenazo.Es que el amor todo lo permite. Y si aún así sigue siendo no, por suerte son tantas estas maravillosas creaciones de la naturaleza que , ya convencido, me dirijo raudamente a buscar una que diga que si. Que se yo, son métodos.Cada quién sabrá cual utiliza.