domingo, 15 de agosto de 2010

Insomnio- Miguel Dorelo

Cuantas noches de sentirse así...

Insomnio- Miguel Dorelo

05:15 AM. Por enésima vez trato de dormirme, sabiendo de antemano que es una tarea que solo con ayuda farmacológica soy capaz de realizar.
Pago las consecuencias de mi rebeldía justificada hacia el Rivotril antes de acostarme; el maldito me hace dormir casi de corrido, pero al otro día suelo arrastrarme por la vida como un lamentable fantasma de mi mismo. Y ni que hablar de la susceptibilidad a flor de piel, como aquella vez que estuve catorce horas deprimido por el solo hecho de haberme olvidado de comprarle el alimento al gato el día anterior.
Si no puedes vencerlos, únete a ellos, decido. Me levanto y me preparo una abundante dosis de cafeína como para despertar por completo. Aprovecharé para ponerme al día con el trabajo atrasado.
06.10 AM. Enciendo la computadora y mientras se carga el sistema pienso que tendría que agregarle por lo menos un giga más de memoria. Rebusco en el cajón de la mesa de la PC buscando mi libreta de apuntes; las malditas ideas tienden a huir rápidamente de mi cabeza si antes no las tomo prisioneras en ella. Acá está. Aprovecho y anoto: debo acomodar este maldito cajón. No lo haré, pero quedará asentada la intención.
06:38 AM. ¿Por donde empiezo? A ver: cuento de, máximo, diecisiete mil quinientos caracteres con espacios. Tema: influencia de la órbita de Júpiter sobre el estado de ánimo en las novias primerizas. Comienzo a dudar seriamente sobre la salud mental de mi editor.
07: 27 AM. Tengo el título provisorio: “Dudas espaciales”, pero no me cierra demasiado, y solo pude teclear unas pocas palabras en la semana. Me preparo otro café. Me lo tomaré en el balcón; quizás alguna musa tempranera y voladora coincida en tiempo y espacio con mis neuronas estancadas.
Miro hacia fuera; extrañamente, aún está todo muy oscuro. No le doy demasiada importancia hasta que abro la puerta ventana y compruebo que no se debe a un cielo muy nublado como creí en un principio: las estrellas brillan más que nunca. Una parte de mi cerebro entra en alerta fase uno; a esta hora ya debería haber asomado el sol.
Supongo algún raro fenómeno de esos que suelen darse cada diez mil años o algo así y vuelvo a entrar.
08: 44 AM. Avanzo en el relato. Él es capitán de la nave terrestre encargada de reabastecer a la nueva colonia asentada en Calisto, uno de los satélites de Júpiter y ella hija de la supervisora científica de la base. Tengo a los protagonistas, un paso importante para empezar a desarrollar la trama.
09: 25 AM. Vuelvo al balcón, ya mucho más preocupado al ver que la habitual claridad que suele inundar mi estudio a esta altura de la mañana no hace acto de presencia. La ciudad sigue completamente a oscuras, o mejor dicho, las artificiales luces de las calles están aún encendidas en su eterna lucha contra la natural oscuridad invasora.
09: 47 AM. Todo igual. No puedo concentrarme en la historia, mis ojos son atraídos por el rectángulo negro del ventanal. Mucho más preocupado, prendo la TV para ver si hay alguna información sobre lo que está sucediendo.
No hay nada. Mejor dicho, el fenómeno es general y se está recibiendo datos de muchos lugares del mundo en que esto sucede, pero no hay explicación posible para el hecho.
10:44 AM. Primeras repercusiones: una secta del oeste de EE.UU. comunica a sus seguidores que se trata de la señal tan esperada e insta a rezar y purificarse antes de internarse en el océano y entregar cuerpos y almas al padre celestial. Casi al unísono a las afueras de Nevada, grupos cada vez numerosos se unen a multitudinarias orgías con fondo de música psicodélica. La compañía discográfica “Flower Power” reedita en forma urgente “Surrealistic Pillow” del grupo Jefferson Airplane. Las ventas se disparan, agotando la primer tirada en setenta y siete minutos.
11: 27 AM. Una de dos, pienso, o todo se va al carajo o se arregla solo. Trato de meterme de nuevo en el relato: haré que la parejita de futuros enamorados al principio se aborrezcan y peleen bastante, esto suele pasar en la realidad y es una buena estrategia para enganchar principalmente al público femenino.
01:07 PM. El televisor, que dejé encendido, llama de nuevo mi atención: desde Pekín amenazan con tomar represalias contra Estados Unidos haciéndolos responsables del fenómeno. —Todos es por culpa del escudo antimisiles creado para proteger los intereses capitalistas del imperio —Dicen en un escueto comunicado. El comité de seguridad de la ONU se reúne de urgencia.
Mientras tanto, el canal local informa sobre desmanes en el centro comercial de la ciudad. Saqueos de comida seguidos casi al instante del robo de artículos electrónicos de última generación en las casas del ramo.
02:38 PM. Suena el teléfono que está arriba de la mesita ratona. Atiendo. Apenas alcanzo a distinguir la voz histérica de Esteban, uno de mis grandes amigos que entre gritos de euforia me dice que acaba de pegarle cuatro tiros a su esposa y que estas últimas horas antes del fin del mundo las pasará con el verdadero amor de su vida. Con sorpresa y enojo le reprocho que no me haya contado que tenía una amante y le cuelgo. Pienso en mi hermana y en que tuvo el final que se merecía.
Después de todo, el llamado me resulta provechoso: cambio el título original del relato a “Sexo y muerte en el espacio profundo”. Decido darle un giro erótico policial a la trama. Sangre, sexo y muerte más una pizca de cursilería romántica suelen ser elementos a los que apelo cuando la inspiración se hace rogar. Éxito casi seguro en las ventas.
03:25 PM. Cansado de las pavadas habituales de la televisión, ni siquiera con todo este material pueden poner al aire algo más o menos potable, enciendo la radio. Parece que el fenómeno no afecta las ondas electromagnéticas ya que en este medio tampoco se nota cambio alguno en las transmisiones. En la primer emisora que sintonizo escucho un reportaje a, supongo, un científico o astrólogo que está dando datos empleando términos que suelo utilizar en mis cuentos pero que nunca les había otorgado la importancia que este buen señor parece entender que tienen; por lo que pude colegir su teoría con respecto a lo que está sucediendo es que la aparente ausencia del sol no es tal sino que se debe a una ilusión óptica debida a la conjunción del “Efecto Doppler”, cambios en las ondas luminosas, que sumada al exacto momento en que la “Constante de Hubble”, velocidad de expansión del universo, más el “Apogeo”, máxima distancia del Sol con respecto a La Tierra crean esta ilusión del sol que no aparece. —El Sol está, solo que no lo podemos ver —concluye.
Otras radios comienzan a reproducir el reportaje. Cuando la televisión se hace eco de la noticia, términos que suelen utilizar cuando roban lo pergeñado por otros, comienzan a difundirla como “la teoría del sol negro” y casi siempre es acompañada con los acordes de “Así habló Zaratustra” como banda improvisada de sonido.
04:07 PM. Con la acidez amenazando con destruir por completo mi estómago, descarto el enésimo café y me preparo uno de mis tés saborizados preferidos: frutos rojos del bosque. Soy un verdadero fanático de esta infusión aunque debo muchas veces ocultar esta afición entre mis amistades ya que debido a ella se me ha catalogado como de dudosa hombría y hasta de poco confiable. La gente está llena de prejuicios. No voy a hacerme cargo de ello.
Vuelvo a mi relato: el capitán da un giro en su fisonomía y ahora ya no es un joven rubio y de ojos claros, de facciones suaves, voz melodiosa y alma poética como lo había imaginado en un primer momento. Es ahora muy robusto, algo tosco, bastante mayor y de raza negra. Ella continúa conservando su extrema juventud pero le he adosado unas protuberantes tetas y un culo digno de figurar en una enciclopedia de cómo debería ser obligatoriamente una mujer. De solo imaginarme el primer encuentro entre ellos comienzo a excitarme. Espero que a los lectores les pase lo mismo.
05. 23 PM. En un comunicado conjunto de varias ONG´s totalmente independientes auspiciciadas por diversas multinacionales del primer mundo, desmienten por completo la “teoría del sol negro”, basándose principalmente en que el autor de la misma, un funcionario estatal valenciano, se declara autodidacta y aficionado a la astrología y la ciencia ficción.
06:02 PM. En un arranque de inspiración escribo de una sola vez doce mil ciento siete caracteres del relato. Dos tremendas erecciones como hace mucho tiempo no tenía se manifiestan durante la escritura de un par de pasajes de otros tantos encuentros amorosos entre mis dos protagonistas principales. Es una buena señal, siempre que me sucede esto la cosa resulta en que vende muy bien y recoge buenas críticas. Para festejar me preparo un té de durazno, mi segundo preferido.
Afuera, la oscuridad sigue reinando. Ahora ya un poco más distendido por el avance en el cuento, comienzo a sentir un poco de temor por tanta oscuridad toda junta.
06:44 PM. Las esperanzas de que todo vuelva a la normalidad se desvanecen cada vez más.
Comienzo a sentir el cansancio de la presión que mis pobres cuerpo y mente han tenido que soportar durante estas horas aciagas. La no aparición del sol, pero por sobre todo el trajín que ha significado trabajar contra reloj ha acabado con mis reservas físicas y morales. Convertido en un zombie, me voy a mi habitación con la intención de descansar media hora en mi cama, mi fiel compañera, siempre dispuesta a recibirme sin ninguna otra queja que ese pequeño ruido que emite el elástico cuando me apoyo en ella. Jamás pude decir lo mismo de una que otra mujer que ha pasado por mi vida. Me doy cuenta que estoy excedido de peso. Mi mente genera automáticamente otra promesa vana: mañana empiezo a cuidarme con las comidas.
08:27 AM. ¡La puta madre que me parió! ¡Me quedé dormido! Lo primero en que pienso es en que estará pasando con la raza humana en este nuevo mundo en perpetua oscuridad; lo segundo es que me estoy meando encima. Me levanto y corro hacia el baño. Apenas salgo al pasillo un rayo de sol me da de lleno en los ojos. La sorpresa me paraliza. Me orino en los pantalones que aún llevo puestos de la noche anterior.
Aún no he reaccionado del todo cuando escucho la inconfundible voz de Homero Simpson instándome a que atienda el teléfono. Estos ringtones son de lo más ridículos y uno termina convirtiéndose en cómplice de tanta ridiculez. Atiendo. Es mi editor.
— ¡Pedazo de infeliz, escritorzuelo de cuarta! ¡Hace una hora que tendría que estar tu patético trabajo al que seguramente tildarás de relato en mi escritorio! Me encantaría escuchar por medio de tu acotadísimo manejo de la palabra una explicación del por qué eso no ha ocurrido.
—El sol…la oscuridad…mi hermana y mi cuñado…el fin del mundo…—balbuceo.
— ¡No te digo! ¡Infradotado! Ya se solucionó todo. Al final el gallego ese tenia razón y el sol siempre estuvo. Nos tendríamos que haber avivado por la temperatura ambiente; si hubiese desaparecido estaríamos todos congelados o vaya a saber que otras mierdas.
Pero volvamos a lo nuestro ¿Qué hacemos con el cuentito, eh?
—Lo tengo listo, no te preocupes que va a ser un éxito. Ya salgo para allá.

Algunos miles de muertes por suicidios y crímenes varios que serán compensadas y superadas con creces por los nuevos seres humanos engendrados en estas horas de libre albedrío y desenfreno al que se volcó gran parte de la humanidad en estas horas de incertidumbre, material para miles de horas de noticieros de radio y tv, películas y libros sobre el tema, toneladas de merchandising, varios millones de conflictos personales que solucionar y poca cosa más quedará de todo el asunto este. El tiempo todo lo puede y todo lo devora.
En mi caso personal, fue toda una bendición: después de muchos años de insomnio crónico, fue la primera vez que dormí más de doce horas seguidas sin ayuda química. La primera vez es la que cuesta, dicen. Estoy seguro que el puto insomnio es cosa del pasado.

¡Rivotril! ¡Te podés ir la puta que te parió!

Elaborado para La Cuentoteca
Un tema del álbum agotado en pocas horas.

10 comentarios:

narvasu dijo...

Qué bueno, Dorelo!!!
Me encantaron la atmósfera nocturna, la claustrofobia de la mente insomne, el sacar algo en limpio del caos que es siempre la cabeza en esas circunstancias... Amén de la prosa acorde al argumento.
Disfruté enormemente la lectura!!
Felicitaciones!!

Rafa

Claudio Biondino dijo...

Juas! Tener que escribir en medio de ese contexto escatológico sí que es como para curarse el insomnio, jajaja! Muy bueno el cuento, yo también estoy a favor de retornar un poco a cosas más extensas que el micro.
Ah, y gran detalle el de Jefferson Airplaine y la orgía de Nevada: dan ganas de que el sol se tome alguna vez un día de vacaciones ;-)

Salemo dijo...

Gracias, Rafa. Disfruté al escribirlo y creo que cuando pasa eso salen mejor las cosas. Si después encima agrada al lector, el círculo se completa idealmente. Lo del insomnio es estrictamente real; soy uno de los tantos que padecen de estas cosas. Lo que no es cierto es que recurra al Rivotril: nunca tomé ninguna clase de cosa para dormir. Me la banco al naural y el sueño que llegue cuando le parezca.
Un abrazo.

Salemo dijo...

Es la triste vida del escritor apurado por el editor; ellos no entienden que el escritor es casi un ser humano como cualquiera.
No tengo nada contra los micros, los escribo con gusto y disfruto de mucho de ellos, pero mi target pasa más por el relato un poco más extenso. Me gusta trabajar más con las personajes, crear los climas, ir soltando la mente para que la escritura fluya como a ella le parezca. Los resultados a veces son satisfactorios y otras veces no, pero es el formato donde más cómodo me siento.
Con lo de Nevada, Jefferson y las orgías me une toda una filosofía de vida; extraño esa vida tan natural que practiqué hasta el año pasado, pero lamentablemente desde que nació mi nieta tuve que dejar, espero que momentáneamente, todo eso de lado. De lo contrario veré si encuentro comprador para las 14 cajas de Viagra que tengo guardadas.
Un gusto que hayas pasado por aquí.
Un abrazo.

P.D. No solo no tomo Rivotril, tampoco Viagra; soy aún un señor con un buen funcionamiento general.
Por ahora.

MARIA PIA DANIELSEN dijo...

Jaja Dorelo, muy entretenido y de buen clima!! Cambiando utilería, decorado y género, es universal!! Jaja Me recuerda las veces que me encierro voluntariamente a empezar o terminar un texto y hasta la noticia más imbécil me distrae!! SIEMPRE estoy al borde!! Saludos!

Salemo dijo...

Gracias, María Pía. Acá mezclé dos pasiones propias: escribir y la ciencia ficción. Aunque a esta última no le estoy dando la relevancia que solía darle no la he dejado de lado. Para nada. Y es asi, como decís; yo me disperso tanto que me tengo que concentrar para poder redondear un relato. Ahora estoy tratando de manejar un programa de edición para una publicación, mi hija menor, que está ensayando una obra de teatro, me hizo dar muchas ganas de intentar escribir un guión y también trato de hacerle un lugar al cine ( solo ver) y la música (solo escuchar). Encima me embalo a veces con los tuit´s.Y debo una colaboración con una señora del norte en la que falta que me ponga las pilas a full para cumplir con ella. Ya algo hay. No doy abasto, no me queda tiempo ni para el romance. Yo creo que a esto último le voy a tener que hacer un lugarcito: estaría bueno compartir todo esto con un alma gemela. Ya me pongo en campaña.
Saludos.

María del Pilar dijo...

Miguel, me divertí con tu historia. Me resultó muy verosímil, a pesar del clima de cf, porque me sentí muy identificada con el protagonista en su lucha por dar a luz su novela, a pesar del supuesto apocalipsis; y es cierto, el sol siempre está (por ahora...)
Desde lo literario, una sola crítica: el cuento tendría que terminar, me parece, con las palabras "sin ayuda química".
Bueno, me voy a hacer un té y sigo escribiendo :-)
Un abrazo

Salemo dijo...

Me alegra que te hayas divertido con la historia, María del Pilar.Objetivo cumplido, entonces.
Viste como es esto de escribir, somos porfiados; me ha pasado eso de terminar un relato en condiciones poco adecuadas, aunque no sé que haría en un caso como este.
Con respecto al final, yo creo que el protagonista le ha adquirido tal inquina a su dependencia del Rivotril que cuando se cree liberado no puede más que putearlo por los "servicios prestados". Pasa en la vida real.
Tomáte tu té, pero tradicional, no sea que te maltraten como a mí ( esto es parte de la realidad del autor. Creo).
Un beso y gracias por pasar.

María Taltavull dijo...

¡Qué bueno, Miguel! Conozco esa atmósfera, esa sensación, la inmediatez y la desesperación. Taras de escritor aprisionado y sórdido. Con ese toque de ironía y locura que cautivan. Me gustó mucho la referencia al paso del tiempo y la interrelación constante con la "vida real". <si tan sólo supiéramos qué es real y qué no... ¡Felicitaciones! Este texto lo disfruté muchísimo

Salemo dijo...

La María que faltaba. Ya están las tres, no haré ninguna relación fácil.
La inmediatez, los apuros, los tiempos que corren como ellos quieren y no se adaptan a nuestras necesidades, etc. Y en el medio, o en el mientras tanto, tratar de poner un orden en ese caos. Y encima, como bien decís,tratar de averiguar cual es la realidad.
Habrá que seguir tratando.
Gracias, como siempre, por pasar, María Simplemente.