jueves, 2 de diciembre de 2010

La Asum- Miguel Dorelo


La Asum- Miguel Dorelo

Nada. Ni una palabra, ni siquiera el atisbo de una idea.
Jamás le había pasado algo así. Otro día perdido de una semana perdida.
Lo había intentado todo, leer el periódico, escuchar música, leer y releer relatos cortos, relatos largos, poesía…Nada.
Sentado frente al teclado  desde hacía tiempo, decidió apagar la PC y salir a caminar. Tal vez con un paseo por la orilla del  arroyo que pasaba cerca de su casa volviera la inspiración. Hizo lo que otras veces, se sentó en un banco del paseo ribereño y se puso a mirar el paisaje y la gente. Sacó su libreta con la seguridad de que en unos minutos el esbozo de algún relato o el comienzo de un poema empezaría a tomar forma en aquellas hojas.
La nada absoluta, o casi; su mente solo divagaba por cuestiones intrascendentes. El precio de la carne, las cuentas de gas y electricidad que se vencían. Escribiré algo sobre esto, se dijo. Pero cuando quiso hilvanar algún hilo conductor que comenzara a formar aunque más no fuera un esbozo de trama, su mente volvía al blanco absoluto.
— ¡Basta! —gritó en un arranque de desesperación que hizo dar vuelta a varias personas que a esa hora caminaban por la rambla.
Avergonzado, se levantó y comenzó a correr, comprendiendo que ya no podría soportar por mucho más tiempo esa situación.
Cansado, se apoyó contra un árbol. Le dolía la cabeza y se sentía mareado.
Escribir era parte de su vida, no podía imaginarse sin hacerlo, sin crear historias y personajes, sin volcarlos al papel o la pantalla y luego compartirlos con los demás.
Miró hacia el cauce del arroyo y luego al cartel de advertencia: “No bañarse-Aguas peligrosas”. Justo lo que necesito, pensó. ¿Y si la inspiración se había ido para siempre? No sabía nadar; tan solo era cuestión de decidirse…
— ¡No lo hagas! —escuchó a sus espaldas.
Asombrado, giró. Una figura etérea, pero evidentemente femenina flotaba muy cerca.
— ¡Ay, ay, ay! Siempre me pasa lo mismo, no puedo contenerme cuando veo a un humano sufrir. Una Asum de cuarta, eso es lo que soy.
— ¿Ehh? ¿Quién sos?  ¿Qué sos? —extrañamente no sentía miedo alguno de la aparición.
—Eso que dije. Soy una Asum. Más concretamente,Asum desde hace una semana.
— ¿Y qué carajo es una Asum? ¿Y en que sentido, “Asum”?
—Bueno, para un escritor la respuesta tendría que ser obvia; soy lo que se podría resumir como una “musa negativa”. El que nos creó no se exprimió mucho el cerebro para ponernos el nombre. Soy tu Asum porque alguien así lo requirió y cumplió con los requisitos indispensables para que el jefe decidiera que me asignaran a ti.
—No entiendo.
—Es fácil. Soy la responsable de tu falta de inspiración en la última semana.
— ¡La puta que te parió! ¿Y me querés decir por qué carajo me estás haciendo esto? Estaba apunto de tirarme al arroyo por tu culpa.
—Y yo lo evité. Me van a volver a castigar, no es la primera vez que me pasa.
— ¡No me decís por qué lo estás haciendo! ¡Hubieras dejado que muriera ahogado!
—Si, eso tendría que haber hecho, es lo que se espera de mí, que no intervenga a favor del infractor.
— ¿Infractor de qué? ¿Me podés explicar de una maldita vez?
—Bueno, trataré de ser  lo más concisa posible: fui mandada a cumplir una misión, hacer que nunca más puedas escribir ni un solo párrafo, ni un línea de prosa o poesía; nada de nada. Aunque me envía mi superior, primero debe haber un pedido debidamente argumentado para que esto sea llevado a cabo. Tu denunciante cumplió con los requisitos y acá estoy.
—Seguí.
—Sigo. Ella, siempre en estos casos es una mujer, nos contó de la admiración que sentía por tu obra primero y del rápido enamoramiento que derivó de ello. De su estrategia de conquista y del buen resultado de la misma. De cuando te conoció personalmente, del noviazgo y las noches de pasión. Lo normal hasta ahí, suele pasar bastante seguido. Pero luego surgió lo de tus mentiras, tus engaños y tu comportamiento poco digno. Seguro como estaba de que utilizaste tus dotes literarias para conquistarla con el solo fin de tener sexo con ella y suponiendo además que no era la primera en caer con esa estrategia, decidió que sería la última. Presentó el caso y fue aceptado. El fin no era que te mataras, aunque creo que no lo lamentaría demasiado si hubiese sucedido, solo que ya no utilizaras ese método con ninguna otra.
— ¡Locas! Vos y ella, quién quiera que sea. Jamás hice algo así. He tenido novias, claro, pero nunca una que haya engañado de esa forma.
—A esta si. Si el jefe dio el visto bueno, por algo ha de ser. El jefe no es de equivocarse seguido.
— ¡Tu jefe está tan loco como ustedes dos! Decíme como se llama la chiflada esta.
—No. Bastante ya metí la pata salvándote. No puedo dar nombres.
—Si no me lo decís me tiro al agua.
—Tiráte.
—Por favor, no quiero vivir si no puedo volver a escribir. Te juro que jamás hice algo así.
—Ella estaba muy segura de tu comportamiento.
—Estaba equivocada. ¡Eso! A veces uno cree cosas que no son verdad, supone cosas u otros se las hacen suponer. Debe haber pasado algo así. Decíme el nombre así vemos si podemos encontrarle una explicación lógica.
—No puedo. Me despedirían.
—Peor sería cargar con una muerte en tu conciencia. Estoy dispuesto a tirarme.
—Sos malo. Ya te diste cuenta de mi extrema sensibilidad. Está bien, no te voy a decir el nombre, pero igual vas a saber de quién se trata: es a la que decís que quisiste más.
— ¿Ella? Ahora me explico muchas cosas que no entendí en su momento.
¿Qué puedo hacer? Ella está equivocada, justo a ella jamás le mentiría, se debe haber imaginado cosas que no eran, quizás alguna amiga o algún galancito aspirante a reemplazarme le llenó la cabeza. Te juro que no miento. O se desilusionó al conocer a la persona detrás del escritor; uno es lo que es, no lo que escribe; aunque en los escritos pueda verse reflejado en parte.
—Te creo. Soy la Asum más boluda de todas las Asum por lejos, pero te creo. Y te voy a ayudar aunque después de esto tenga que laburar de asesora espiritual de un banquero.
Hay un par de  formas para recuperar tu inspiración: ella debe levantar la denuncia en contra tuyo, esa es una, pero debe ser de tal forma que contrarreste de manera absoluta los argumentos que antes esgrimió. Creo que no hay antecedentes de tal cosa, así que menuda tarea te espera: deberás convencerla de que fuiste sincero en la relación…O volver a enamorarla
—Misión imposible, sobre todo lo segundo. Ella en la actualidad no me soporta, evidentemente. ¿La segunda opción?
—Algo parecido pero con una nueva señora o señorita; lograr que se enamore tanto de vos que decida pedir una revocación de tu causa. Claro que esta opción tiene un serio inconveniente.
—No me importa. ¿Cuál inconveniente? Estoy dispuesto a intentar lo que sea.
—Te voy a ser sincera: no veo la forma que puedas hacerlo sin el único encanto que en apariencia tenés, acordáte que no contarás con la ayuda de tus escritos, por lo menos con nuevos. Podrías utilizar los que ya elaboraste, pero ¿Y si quiere que le escribas algo nuevo? Me parece que sería más sencillo que te tires al arroyo, aunque me afecte.
— ¿Por qué no te tirás vos, tonta? Voy a intentar la segunda opción, me parece la más plausible. Pero si no resulta, iré por ella.
Y en unos meses, vuelvo a publicar. Te lo aseguro.
Elaborado para La Cuentoteca



16 comentarios:

María del Pilar dijo...

Muy ingeniosa la creación de la "Asum" para explicar la famosa falta de inspiración; en cuanto al protagonista, el mismo incorregible de siempre.
En resúmen, un cuento muy entretenido; felicitaciones, Miguel.

Salemo dijo...

Gracias, María. Algo atrás debe haber cuando a uno no se le ocurre nada. Por suerte no me ocurre muy seguido;si estoy alegre, escribo, si estoy triste ,escribo y si estoy melancólico, escribo poemas y ahí se va todo al carajo. Algún día empezaré a publicar aquí esos engendros, así no entra más nadie.
El protagonista es un hombre sufrido, pero esta vez reconozco que algo mal habrá hecho para resultar merecedor de una venganza así. Se quiere hacer el pobrecito y hasta logra engañar a la pobre Asum, pero tan buenito no debe ser.
Hombres.

En los Esteros dijo...

Ya me parecía que algo estaba ocurriendo. Ahora que te leo comprendo todo. me mandaron en cana me mandaron. No me sale ni un puto verso, ni un miserable cuento, ni un haiku... ¿Te das cuenta?... Nada de nada. Parece que mi Asum es la más hija de puta del universo. Pero no importa... Ella no sabe lo obcecado que soy... esta noche le leo un poemita al viento pa' que se lo haga escuchar y seguro que mi Asum se arrepiente y me salva... como a vos... ¿Viste?...

Salemo dijo...

Ojo, Antonio, las Asum no vienen solas, alguien las manda, por lo general alguna despechada.
Por suerte son medio enamoradizas y con las mismas armas que uno metió la pata con la denunciante podemos poner a la etérea esta del lado nuestro.
Después de todo, una Asum es también una mujer. Y acá entre nosotros, sin que trascienda que no quiero que mi imagen se venga abajo,¡Que lindas y esenciales que son! Aunque sean medio guachas, claro.

Chinchiya dijo...

jajaja... muy original lo de la Asum...
Y si la que escribe es mujer, le enviarán un Osum?
Saludos!

(\,,,/) Chyn
=';'=

chely dijo...

-Ay Dorelo que bien escribes, tan original .
Me gusto mucho ,gracias por acordarte siempre de etiquetarme!

Salemo dijo...

Un Osum musculoso, joven y bien dotado, Chinchiya. Pero primero tienen que haberse portado mal, como el protagonista, y generar rencor en alguien que decida enviárselos para que pierdan la inspiración. Yo creo que hay que tratar de conquistarlos, tanto al Osum como la Asum para que se pongan del lado del infractor.
Gracias por pasar y comentar.
Un beso.
Miguel Angel.

Salemo dijo...

Se hace lo que se puede, Chely.
De nada. Gracias a vos por pasar siempre y comentar.
Un beso.
Miguel Angel.

Manuel Comesaña dijo...

A los simples siempre nos quda la duda. Queremos saber e incluso ver el final: ¿ Se tiró o no se tiró al río?

Claudio Biondino dijo...

Jejeje, muy bueno Dorelo, recién lo pude leer hoy (tiene que ver con lo que decís sobre las microficciones y los tiempos que tiene uno cuando va mirando el FB a alta velocidad...) Por otro lado, creo que hace un par de días logré engañar a mi propia Asum ;o)

Salemo dijo...

Hola, Manuel, bienvenido a La Cuentoteca.
Como ya saben los lectores veteranos del blog, suelo decr que no sé que hacen los personajes luego de que se prestan por un momento a "trabajar" aquí, así que solo puedo especular con lo que harán de sus vidas en el futuro. Supongo que su decisión pasará por como le irá con una nueva señora, si logra enamorarla o si vuelve a intentarlo con la responsable directa de haberle mandado a la Asum. Si no consigue recuperar la inspiración, yo creo que se tirará.
Un saludo y gracias por pasar y comentar.
Miguel Angel.

Salemo dijo...

En cualquier momento lanzo la campaña oficial " Démonos tiempo para leer más literatura de largo aliento". Me gustan los micros, pero creo que están colaborando con la tele: la gente lee rapidito y se van a mirar a Tinelli.Desgraciados.
Las Asum son vulnerables, son mujeres muy sensibles y la mejor táctica es halagarlas, decirles cosas lindas. No existe mujer en el mundo que no le guste eso, aún las que se hacen las duras o las indiferentes. Yo lo hago con sinceridad y a quienes se lo merecen, que es la condición indispensable para hacerlo honestamente. ¿Entendiste? No , el entendiste no es para vos,Claudio, es para Ella.

María Taltavull dijo...

¡¡¡Qué cuento genial, Miguel Ángel!!! ¿A quién no le han mandado una Asum alguna vez? Menos mal que lo descubriste... Tu lucidez y tu forma tan encantadora de narrar me deja sin aliento. Muy ingenioso y por supuesto que no se tiró nada al río; todos sabemos cuánto se puede hacer uso de textos antiguos y "reeditarlos" con nuevas intenciones... ¡Felicices, y merecidas felicitaciones muy felicitadas!

Salemo dijo...

¿Viste , María? Y nosotros que no sabíamos qué nos pasaba cuando no se nos ocurría nada, venganzas, eso eran ( y son). A mi no me pasa seguido porque soy re-bueno con las señoras y señoritas, prácticamente un santo, aunque alguna vez me han mandado una Asum por confundidas y no comprenderme; yo les entrego mi cuerpo y mi alma y ellas me malinterpretan. Pero igual seguiré portándome como un caballero.
Con respecto a este energúmeno del cuento, no sé como tomarlo, a la Asum la convenció, pero no creo que le sea fácil con otras, principalmente con la denunciante, ya que parece que está muy convencida del mal comportamiento del tipo. Esperemos a ver que pasa y si algún día nos enteramos. No creo que termine ahogado.

Gracias por pasar y tus elogios me parecen que van a causarme un efecto nocivo, mi ego ya está tan grande que mi pobre y minúsculo cuerpo ya no puede contenerlo. No sé en que terminará esto.
Un beso.

Analía dijo...

Muy lindo cuento! Es cómo un pintor sin la vista... Gracias por etiquetarme siempre. Un beso.

Salemo dijo...

Claro, más o menos eso Analía.
Es un gusto contarte entre mis lectoras.
Otro beso.