sábado, 16 de abril de 2011

Camino incierto- Miguel Dorelo


Camino incierto- Miguel Dorelo

—Estoy casi seguro que es por acá —se dijo sin el necesario convencimiento.
Debía reconocer que avanzaba a tientas.
Volvió a tropezar.
— ¡La puta madre! ¡Volví a equivocarme, evidentemente!
Cuando no se encuentran referencias el avance se hace difícil, razonó, uno puede empezar a girar en círculos y permanecer eternamente en un lugar, lo que se torna especialmente grave cuando el sitio no es de nuestro agrado. Pero también puede suceder que uno camine en espiral y lenta y progresivamente se aleje del punto de inicio.
Debería tratar de no pensar, siempre le pasaba lo mismo: cuando más intentaba razonar más confundido terminaba.
—Yo me meto en cada una —se lamentó.
Pareció orientarse y durante unos cuantos minutos avanzó en linea recta hacia su objetivo: su corazón comenzó a palpitar en una frecuencia mayor de lo aconsejable.
Pero, por enésima vez, se percató tardíamente que nuevamente se estaba yendo “para el lado de los tomates”, como solía decirle uno de sus amigos especialmente crítico sobre sus porfiadas incursiones a ciegas por caminos a todas luces poco convenientes para con su propia persona.
El problema radica principalmente en no saber hacia donde se quiere ir y por qué, pensó en un arranque repentino de lucidez poco habitual en él. Quizás debería dejar todo como antes de emprender la búsqueda, tenía serias dudas si alcanzar la meta le proporcionaría las satisfacciones necesarias que compensaran tamaño esfuerzo.
Por lo general era bastante porfiado con todo lo que lo obsesionaba y en este caso en especial debía sumarle ese sentimiento que aún no tenía muy claro si se trataba de tan solo producto de la gestación de adrenalina debido a los inconvenientes que le generaba lo difícil de alcanzar su cometido o alguna otra cosa que su mente no terminaba de aceptar.
El tiempo no era un mayor inconveniente, en ese sentido podía tener paciencia y esperar lo necesario; aunque ya no era un muchachito no sentía ningún achaque y tenía muchos años por delante. Una vez alcanzado el objetivo todo fluiría en forma placentera.
El pasado jugaba su favor: una vez había estado en ese lugar al que actualmente pretendía retornar. No podía aseverar que lo había disfrutado en toda su valía, diversos factores y quizás algo de desidia de su parte habían atentado contra una estadía ideal.
Pero fue bastante bueno, recordó. Ese recuerdo y probablemente  un poco de deseo de revancha, otro poco de corregir errores y una pizca de “ver que pasa” eran los principales motores del impulso que lo ponían nuevamente en camino. Y eso otro, claro. Eso que le costaba admitir pero que allí aún estaba. Y fue entonces que por primera vez vio todo claro: no había forma de evitar seguir la búsqueda.

Ella estaba ahí, en algún lugar, todavía accesible a pesar de un par obstáculos temporarios que por lo general ella misma se encargaba en poco tiempo de apartar. Ambos usaban métodos parecidos de auto-engaños temporales, él lo sabía, ella lo sabía, ambos lo sabían. Jugaban un juego de peligros relativos, incentivando morbos, prestando besos y caricias a terceros, piezas descartables condenadas de antemano a adioses sin mayores cargos de conciencia.

Respiró hondo y decidido a hacer todos los esfuerzos necesarios comenzó a avanzar, paso a paso, lentamente y con confianza.
La meta estaba cerca.          

Elaborado para La Cuentoteca           

8 comentarios:

A.R.N. dijo...

que va a hacer miguel, hacernos cargo de nuestros intimos sentimientos es dificil, hay que desnudarse ante el otro, entregarle al otro una partecita de poder sobre nosotros y confiar. es un deseo que tengo desde hace mucho, espero estar a nivel.
un beso

chely dijo...

Has logrado a la perfección plasmar miedos,imcertidumbres,duda,confianza etc, de entrega al otro.
Como ya es costumbre digo
Te pasaste Miguel
EXCELENTE

Salemo dijo...

Así es, Aída, hacerse cargo de los sentimientos cuando las condiciones no son las normales es difícil. Cuando todo va por los carriles adecuados es más fácil porque se confía en el otro, se sabe lo que del otro lado se quiere y se está seguro que eso será algo bueno. Me parece que en el caso de este señor del relato hay algún conflicto no resuelto que le hace tener dudas sobre sus motivaciones y sobre el elemento receptor; la mina , como solemos decir por acá.
Gracias como siempre por pasar y comentar.
Un beso.

Salemo dijo...

Chely, agradezco el elogio. Sobre todo eso gira el relato/reflexión de hoy, sobre todo lo de las dudas, propias y ajenas,por lo menos sospechadas estas últimas, aunque a lo mejor las dudas del tipo con respecto a las de ella son suposiciones equivocadas.Si fuese amigo mío le aconsejaría que siga en su búsqueda sin esperar más resultados que sacarse las dudas. Es cuestión de tiempo, creo yo que dos por tres me equivoco.
Un beso.

Mónica Ortelli dijo...

Idas y venidas en el juego amoroso. Me gustó tu relato/reflexión.
Saludos cordiales.

Salemo dijo...

Gracias y Hola, Mónica. Creo que es tu primera vez por acá. A veces mezclo alguna reflexión sobre situaciones de gente allegada ( no voy a nombrar a nadie para no quemarlos), la adorno y exagero un poco y creo una ficción. A veces sale bien y otras no. Lo importante es que estos dos personajes salgan lo mejor parados posible de esta situación. Y si no que se arreglen, ya son adultos y pueden resolver solos sus problemas.

María del Pilar dijo...

Interesante cuento, Miguel. No me imaginé que había una "ella" al final del camino, porque en realidad las reflexiones del comienzo del relato se pueden aplicar a muchas cosas. Ahora, cuando se trata de conseguir cosas que dependen exclusivamene de nosotros, por supuesto que vale la pena seguir buscando el camino que nos lleve a conseguirlas. Pero si hay otro, si es a otro a quien buscamos una y otra vez y no obtenemos respuesta es simplemente porque ese otro u otra no son la persona adecuada.
Gracias, una vez más, por compartir tus cuentos que siempre me llevan a la reflexión. Entre paréntesis debo mencionar que me costó un Perú entrar a La Cuentoteca, y lo conseguí fue porque soy de los que buscan y buscan... je. Abrazos

Salemo dijo...

Gracias, María. La verdad es que yo tampoco creí que habría una ella en al final, pero parece que las ellas están por todos lados: son una plaga.Reitero que mis Ellas no son siempre las mismas y por lo general son personajes ( a veces alguna Ella es real, pero solo a veces). Analíticamente que dos por tres aparezca una de puede ser que se deba a:vivo enamorado de todas y cada una de ellas o mi inconmensurable soledad me lleva a inventarlas todo el tiempo.También puede ser que lo que pase es que sea un psicópata sexual, pero esto es menos probable.
Con respecto al relato, creo que tenés razón en tu planteo y este tipo anda detrás de la persona equivocada, pero andá a hacérselo entender; para mi está enamorado o es un gil persiguiendo a una habiendo tantas. A veces me da lástima.
Lo de poder entrar a La Cuentoteca me preocupa mucho más que lo que le pase al energúmeno este. Noté una disminución en las visitas acá y a su vez un fuerte incremento en mi blog "poético"; pensé, con mi habitual modestia, que me estaba convirtiendo en un nuevo Neruda, pero se ve que la cosa viene por otro lado. Me inclino por pensar que es una burda maniobra de alguna organización de escritores envidiosos de mi talento que me han hackeado la cuenta.Averiguaré. Gracias por avisar.
Reciprocidad de abrazos.