jueves, 5 de mayo de 2011

La única solución posible- Miguel Dorelo


La única solución posible- Miguel Dorelo

Lo intentó todo. Antes que nada, la ciencia: era un ser sumamente racional y no podía haber hecho otra cosa. Un psicólogo primero y ante el fracaso, un psiquiatra y un sin número de fármacos. No hubo caso. He hecho todo lo que estaba a mi alcance; más o menos fueron las palabras coincidentes de ambos facultativos.
Realizó diversos análisis clínicos sin obtener resultado alguno, en su sangre, su carne y sus huesos todo estaba normal. Hasta que se convenció de que por ese lado nada conseguiría.
Muy a su pesar, comenzó por visitar curanderos y manosantas, tal su desesperación por librarse del martirio que se hacía cada vez más insoportable. Finalmente, un amigo, Juan, al que le dolía sobremanera el verlo consumirse poco a poco, lo convenció de hacer aquello que de no haber alcanzado el pico máximo de desesperación al que había llegado jamás hubiese contemplado: un exorcismo.
—Yo conozco un curita de Villa Ortúzar que los hace y no te va a cobrar nada; como mucho algunos alimentos para la salita de la villa.
—Estás loco; yo no creo en eso, sabés bien que soy ateo. No me vengas con que estoy poseído. —intentó resistirse.
—No me digas. ¿Y cómo explicás entonces todas las que pasaste sin que puedan solucionarte nada? Está dentro tuyo, no hay vuelta que darle. Te va a terminar matando si no hacés algo.
Pensó que peor de lo que estaba sería imposible; lo intentaría y si no conseguía ningún resultado por lo menos dejaría contento a Juan y luego se pegaría un tiro.

El padre Francisco lo aleccionó sobre los pasos previos: rezar, arrepentirse de por lo menos los malos pensamientos y las malas acciones de las últimas cuarenta y ocho horas, lavarse bien los pies y presentarse en ayunas ese viernes a la noche detrás de la parroquia vestido por lo menos con una prenda intima color blanca, algo azul, algo usado y algo a estrenar con la sola condición de que no fuera comprado en La Salada.
Antes de presentarse para la ceremonia final era imprescindible vaciar la mente lo mejor posible, para lo que el curita le recomendó mirar televisión hasta una hora antes de llegar a la cita; solía ser un método infalible.

— ¡Incienso! —Pidió el sacerdote a su ayudante, el mismo Juan, ya que últimamente los exorcismos estaban mal vistos por la sociedad en general y debían realizarse en el más estricto secreto. — ¡Velas! ¡Alcohol en gel! ¡Agua bendita sin gas!, -prosiguió.
Luego de seis horas de intensa lucha en las que la fe del padre Francisco claudicó y volvió a ser recuperada en ocho oportunidades, viendo que todo era en vano decidió dar por terminada la sesión, ya que en tres horas debería darle la bendición a la boda de su querido ahijado Pedro con su amado sobrino Jorge.
—Hijo mío, deberás ser fuerte para poder seguir cargando esta cruz que el señor te ha enviado, me es completamente imposible desalojar ese cuerpo que se te ha metido debajo de tu piel, ha invadido todos tus órganos y se ha enquistado hasta en las últimas de tus células. No es frecuente ver un caso de posesión tan extremo como el tuyo, pero que los hay los hay. Ni siquiera Él si bajara en este momento podría hacer nada.
— ¡No me diga eso, padre! ¡Me mataré, no puedo seguir así! ¡Tiene que haber una solución!
—Bueno, en realidad si la hay; pero depende exclusivamente de tus ganas y tu propia voluntad,
— ¡Lo que sea, haré lo que sea! ¡Dígame qué puedo hacer!
— No es tan difícil: sal a bailar, a caminar, concurre a lugares donde encuentres gente que gusten de tus mismas cosas. Vive tu vida normal.
— ¿Y con eso se saldrá de dentro mío?
—Puede que si y puede que no, pero es la única solución posible, la vieja fórmula sigue siendo efectiva: “un clavo saca a otro clavo”. Hay entes como este muy difíciles de desalojar, pero quizás cuando menos te descuides conozcas a esa otra mujer que te saque a ésta de dentro tuyo y la olvides para siempre. Suerte, hijo mío.
—Gracias, Padre. ¿Cuánto le debo?

Elaborado para La Cuentoteca

12 comentarios:

Javier López dijo...

Amor enquistado. Poseido por siempre por la mujer que amó y ¿se fue? Nunca se van...
Quizá el fallo estuvo en usar el agua sin burbujas, creo que así no funciona.
Como siempre Dorelo, apurando el tema hasta sus últimas consecuencias. Me gustó.

Salemo dijo...

Y, no sé donde está el fallo,Javi. Yo escribo mucho sobre el amor, pero saber, lo que se dice saber, sé poco y nada. Dicen por ahí, lo escuché varias veces, que hay mujeres que dejan marcas difíciles de borrar y que para olvidarlas se debe conocer a otra igual o mejor, pero son cosas que se dicen por ahí. Igual, creo que el consejo del curita es bastante acertado. Si me hubiese pasado algo así lo llevaría a la práctica.
Gracias por el paso y el comentario.
Un abrazo.

María Taltavull dijo...

Un final digno de usted, Dorelo. Claro, una mujer así no se quita ni con exorcismos. No creo que este muchacho tenga suerte, ella había impregnado cada una de sus células... Ah, esos son amores. ¡Muy bueno!

Salemo dijo...

Yo creo que la historia es medio exagerada, María. Mire usted si el tipo va a estar tan enamorado. Y la mina es sin duda un personaje irreal salido de una mente enfermiza... O por lo menos alcoholizada. No existen mujeres así.
Bueno, espero que se ponga las pilas y haga caso del consejo; se de buena fuente que algo está haciendo y tan mal no le está yendo.

A.R.N. dijo...

pooobreeeeee
poooobreeeeeee




pobre mujer quedarse encerrada ahi dentro, espero que no sea claustrofobica. que triste estar atrapada y no poder salir de joda.


besin miguel, lo suyo de una sutileza extrema.

Salemo dijo...

Nada de pooooobreee; él se la buscó, así que a llorar a la iglesia del padre Francisco o de cualquier otro.

A.R.N. dijo...

pobre mujer miguel, el la tiene a ella, la detiene contra su voluntad, ella esta encerrada en el y no puede salir. la multitud reclama que ese hombre, deje ir a esa mujer. es solo una cuestion de actitud.

Salemo dijo...

¿Pobre mujer, pobre mujer?¡Feminista!
Ella solita se metió ahí; que diga que el se la buscó no avala que se le haya metido tan a fondo al pobre señor que ya no sabe que hacer para sacársela.Le ocupa todo el lugar y no deja espacio para otra señora que quizás se lo merezca más. Acá no hay pooooobreeees,son dos irresponsables que han hecho todo mal y cada cuál que cargue con lo que le corresponde.
Gente grande.

A.R.N. dijo...

y bue... es un logro. chiquitito te dire. logre que aceptaras que hay dos responsables o irresponsables en este caso.
oime, si esta esperando vaciar el cuerpo para que lo penetre otra, vamos mal.
beso grande

Salemo dijo...

Es que sobre todo, y aunque algo patético, es un caballero; si otra señora está esperando turno para entrar no quiere desairarla. Después seguro que le vuelve a pasar lo mismo, las mujeres son muy inconstantes,pero ya está acostumbrado a sufrir por amor. Yo creo que le gusta al desgraciado este.
Otro beso para vos.

Shade dijo...

Un buen cuento, música. ¡Qué más le puedo pedir a la vida en este preciso y breve instante!

Aunque después me duela - Silvestre Dangond.

Gracias y un abrazo.

Salemo dijo...

¡Gracias a vos, Shade! Eso, música, que siempre acompaña, estimula y sienta bien.Ya me pongo a escuchar.
Otro abrazo.