sábado, 7 de enero de 2012

Doble placer- Miguel Dorelo


Doble placer- Miguel Dorelo

Uno nunca termina de entender a las mujeres; aún amándolas con todo el alma.
Amena charla luego de una riquísima cena, con un par de capuchinos acompañados de dos generosas porciones de chocolate amargo y palpitando el roce de unas sábanas perfumadas y una piel ardiente en su punto justo. Agarro sus manos, la miro a los ojos largamente; ella me roza apenas los labios, me da un pequeño mordisco. Enloquezco.
—Desde hoy, cada vez que tengamos sexo quiero que me leas—me dice ella acariciándome por debajo de la mesa con su pie izquierdo descalzo.
— ¿Eh?
—Eso. Que a partir de ahora quiero que me leas algo cuando nos hagamos el amor.
—A ver si te entendí ¿Vos querés que te lea el diario mientras cogemos? Seguro que lo leíste en la Cosmo o alguna otra de esas revistas boludas que comprás —No hay nada que me moleste más que la rotura abrupta de un clima amoroso trabajosamente diseñado. Me pongo loco y sumamente soez.
—No seas ordinario. Y además no me refiero a un diario; tiene que ser algo más literario, un libro, un cuento, un poema…
—Estás loca.
—Si a vos te gusta leer.
—Es cierto. Y mucho, igual que a vos. Pero no sé qué tiene que ver.
—También te gusta hacerme el amor…
—Cogerte: co-ger-te. Dejáte de cursilerías.
—Bueno, eso que decís ¿Por qué no hacer ambas cosas al mismo tiempo? El placer sería doble para ambos y yo estaría contenta.Muy.
—Supongamos, solo supongamos no me vengas después con que te lo prometí, que acepto ¿Cómo sería el mecanismo de semejante cosa?
—Más o menos como siempre, solo tendríamos que encontrar la posición justa para que mientras lo hacemos vos puedas leerme algo. Creo que yo arriba sería lo ideal, pero vemos.
— ¡Que pelotudez! No. Lo de vos arriba está bien, me gusta y lo sabés, pero lo de leer…
—O lo hacemos así o no lo hacemos más.
—Claro, justo vos te vas a aguantar sin hacerlo. Andá.
— ¿Qué me querés decir? ¿Qué soy una ninfómana?
—Sinceramente…Pero, no peleemos; está bien, probemos a ver qué pasa.
— ¡Gracias, mi amor! Pensé que podríamos empezar con algún cuento de García Márquez o Cortázar o poemas de Neruda ¿Qué te parece?
—Y, no sé. ¿Y si empezamos con el dinosaurio de Monterroso?
— ¡Andáte a la puta que te parió! Me voy a la casa de mi mamá hoy mismo.
Uno no termina nunca de entender a las mujeres. Y aún menos a las fanáticas de las microficciones.

Imagen: Mujer libro-Salvador Dalí

2 comentarios:

chely dijo...

Hay de todo en la viña del señor...
Vos lo redactas de lo mejor!!
jajaaaaaaaaa
Me gusto

Salemo dijo...

Gracias, Chely.Es así: hay gente pa´todo. Por suerte.