Los críticos- Miguel Dorelo
—
Estamos ante una de las mayores obras de la literatura universal, sin dudas.
—En
parte, estoy de acuerdo, aunque quizá, y debido a tu reconocida admiración por
él, exageres un poco. Reconozco y admito que es sin dudarlo un gran ejemplo de
cómo transmitir con la palabra lo que muchos intentaron y pocos pudieron, eso
sí.
—Cuando
menos, una verdadera obra de arte. Lo he leído y vuelto a leer varias veces
desde que se produjo este verdadero milagro, así considero el rescate de este
original, y realmente no le encuentro fisuras.
—También
coincido con ustedes tres, aunque noto que a Rodolfo le genera algún tipo de
dudas. Vendría bien que se explayara un poco, el debate ganaría en calidad y el
público se vería sumamente beneficiado.
—No
es que dude, solo que quise diferenciarme un poco del categórico comentario de
Augusto. Todos reconocemos su calidad como crítico literario, uno de los más
grandes de la historia de las letras, pero cuando se trata de Salemo y su obra
creo que tiende a poner sobre el tapete su incondicional admiración por todo lo
que él ha escrito.
—Eso
es bueno; él que no nos concentremos en tan solo el halago desmedido y
cumplamos a raja tabla con la sacrosanta misión que nos ha sido encomendada
vaya a saber uno por quién.
—Ya
te saltó el místico, Pedrito. Aunque tenés toda la razón: debemos tomar la
debida distancia; somos críticos, no solo lectores. Nuestra misión principal es
facilitarle al vulgo la comprensión de lo que el autor de un texto ha querido
reflejar en sus escritos. Pero, recuerden que estamos en un programa que será
visto y oído a través de la red por más de dieciocho mil millones de
espectadores, según las últimas mediciones que ha tenido el programa. Casi la
mitad de los seres humanos de la Tierra y unos cientos de miles más en las
colonias desperdigadas por toda la Vía láctea.
—
¿Es cierto que fue encontrado de casualidad por uno de los robots de limpieza
en la antigua casona del maestro, detrás de un antiquísimo artefacto doméstico?
—Eso
dicen. Uno de esos adminículos con los que se intentaba mantener las bebidas a
una temperatura más o menos baja y estable, sin demasiado éxito, claro. Apenas
eran retiradas de su interior comenzaban a recuperar su estado original. Un
fiasco. Pero, pasemos a lo que realmente importa: aún siento escalofríos de
placer con solo recordar esas geniales palabras, esa prosa perfecta, ese clima
rayano en lo sublime.
—Bueno,
Augusto, me parece que lo tuyo ya está debidamente claro; aunque me gustaría
descuartizar, si se me permite tan macabra metáfora, un poco el relato al que
nos estamos refiriendo.
—No
solo un relato, más bien un compendio de sabiduría y sensibilidad con el toque
justo y necesario de misterio, justo el adecuado para mantener en vilo al
lector, tanto al más educado, aquél con la saludable costumbre de acordarse
siempre de escucharnos antes de encarar cualquier clase de lectura como a esos otros verdaderos kamikazes que son capaces de abrir un libro sin antes
consultarnos.
—Vuelvo
a coincidir. Yo lo catalogaría como un relato “odisíaco”, por su referencia a
un viaje implícita en parte de la trama.
—También
podríamos enrolarlo, sin dudas, en una especie de búsqueda mística,
emparentarlo con el Santo Grial y el significado que esto conlleva.
—O
una de esas geniales parábolas en las que la realidad de tiempo y espacio no
siempre coinciden con la de un espacio y un tiempo reales.
—
¡Gran hallazgo! Ahora me doy cuenta: no en vano el “acordarme”y el “vaya”, una
especie de dejá vú que solo el genio de Salemo podía interrelacionar de manera
tan deliciosa.
—Y
al mismo tiempo situarnos en el espacio físico final, pero aún futuro de la
culminación de su obra. Confieso que tuve que investigar arduamente sobre qué
era un “súper”, pero luego de llenar ese hueco imperdonable de mis
conocimientos, lloré. Todo cerraba de forma perfecta; si alguna vez se ha
podido reflejar el por qué y el para qué la raza humana ha llegado a este mundo
en palabras, es sin dudarlo es a través del extraordinario poder de síntesis de
este ejemplar único y quizá irrepetible
de la literatura de todos los tiempos.
—La
coincidencia es total, queridos espectadores. Todos los análisis necesario han
sido completados, a pesar de los tres siglos transcurridos desde la, desde
ahora, nueva sagrada escritura, las conclusiones de la ciencia han resultado
ser irrefutables, el manuscrito hallado
pertenece sin dudas al gran maestro aunque no se haya encontrado en él
su firma; es su letra, ha sido escrita con un antiguo sistema de escritura
denominado “birome” sobre un soporte que solo vemos en nuestros museos y que se
llama “papel” y aparentemente habría caído desde un costado o el frente del
artefacto doméstico al que estaba adherido por medio de una especie de pieza
metálica o “imán” que había sido desarrollado en la época con ese loable fin.
Agradezcamos nuestra buena suerte al haber podido hallarlo y disfrutemos de su
lectura. El gobierno universal dará los pasos necesarios para que, debidamente
digitalizado, esté al alcance de los treinta y siete mil millones de pares de
ojos de la humanidad toda. Mientras tanto, sean ustedes privilegiados testigos
de tan sublime obra:
Si usted, estimado lector tiene interés en observar en detalle este trascendente manuscrito y apreciar la bella caligrafía del genial escritor, haga clic en él.
2 comentarios:
Miguel:
Muy ocurrente texto. Una burla a esa profesión de crítico, que más que decirnos si habremos de enfrentarnos a un trabajo interesante, nos quiere demostrar la erudición propia.
Quizás la humanidad deba pasar terribles calamidades en el futuro, pero pareciera que esos señores seguirán allí, omnipotentes en sus juicios, cual jurado de concurso televisivo.
Un abrazo.
Gracias, Arturo. Este relato lo escribí a raíz de lo que te comentaba en el cuento anterior y la posible interpretación que haría la crítica si en un futuro me convirtiese en un escritor por el cuál se tomara alguien el trabajo de hacerlo. Como decís, hay muchos que se posicionan tal como estos cuatro, pero en el relato hago algo que no acostumbro y es que generalizo. Existen los buenos críticos literarios y conozco a algunos. No son estos, claro.Hasta diría que los críticos de cine suelen ser peores aún.Algunos de ellos, por supuesto.Aunque en general me cae bien, cuando escucho las presentaciones de Alan Pauls en I-Sat me pone algo nervioso.
Otro abrazo.
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