miércoles, 9 de junio de 2010

Ciento cuarenta y siete segundos cuatro décimas para el impacto-Miguel Dorelo

El objetivo estaba a la vista...

Ciento cuarenta y siete segundos cuatro décimas para el impacto -Miguel Dorelo

El objetivo estaba ya muy cerca. Solo 120 kilómetros y la tarea podría darse por cumplida.
A una velocidad constante de 900 km. /hora unos ocho minutos más para que aquello para lo que había sido preparado diera por fin sus frutos.
Parecía mentira: cuatrocientos ochenta segundos, casi nada o una eternidad, según de que lado se lo viviese. Por lo menos en estas circunstancias.
No había forma de fallar.
Pasaron otros dos minutos o treinta kilómetros más cerca del objetivo Aparentemente todo estaba en orden.

Alguien, allá en el Comando Central, había decidido que ese pequeño pueblo debía ser destruido. No por crueldad, de ninguna manera; lamentablemente el líder de la revuelta y algunos de sus principales colaboradores se encontrarían por unas cuantas horas exactamente en el centro del poblado, de paso hacia su bunker principal. Todos sabían que de poder llegar y refugiarse allí, en medio de las montañas y con varias vías de escape a su disposición, les sería muy difícil poder acabar con él.
—Una oportunidad única —habían informado desde la Central de Inteligencia.

Otros noventa segundos, ya casi pasando la línea sin regreso luego de la cual ya no podría abortarse la misión. La torre de la iglesia principal del poblado a esa altura ya podía verse a simple vista gracias a la limpidez del cielo, más diáfano que de costumbre aunque no necesario para el cumplimiento de la misión ya que el sistema de guiado podía prescindir de la luz solar.
Había que recurrir a lo mejor, tratar de minimizar los riesgos de fracaso.
Y es ahí cuando decidieron recurrir a mí, pensó no exento de cierto orgullo.
Había sido especialmente preparado para este tipo de misiones.

Pero, de repente algo pasó, su mente se llenó de imágenes sin comprender de donde podían proceder. Cuerpos humanos destrozados o carbonizados por la explosión de la pequeña cabeza nuclear que habían decidido adecuada para el seguro éxito del ataque.
Dos mil ciento veintisiete habitantes, más de la mitad mujeres e infantes: daños colaterales, según el alto comando.
Y luego imaginó a esos hombres y mujeres llenos de vida yendo a trabajar, criando a sus hijos, haciendo el amor.
Se suponía que no debería tener ese tipo de remilgos, mucho menos cargos de conciencia. Había sido condicionado adecuadamente como una perfecta y letal arma de combate.
Lo que terminó por inclinar la balanza hacia su decisión fueron los niños: inocentes sin necesidad de plazo alguno para demostrar lo contrario.
Tal vez… pensó antes de precipitarse a tierra cuando aún restaban varios kilómetros para su meta final.

Ciento cuarenta y siete segundos cuatro décimas para el impacto, marcaron los instrumentos en la base cuando todo terminó.
La oportunidad única ya había pasado. El comando debería reconsiderar todo lo actuado hasta la fecha, el método había fallado.

El informe final llegó varias semanas después, justo al día siguiente en que el otrora líder revolucionario cerrara un acuerdo secreto con el gobierno y asegurara de por vida su buen pasar, el de sus hijos y de sus nietos.
—Luego de exhaustivos estudios hemos llegado a una conclusión, señor presidente —leyó el jefe del equipo científico —aconsejamos dejar de lado todo el proyecto y desmantelar de inmediato toda la línea de misiles GM-0709. Dotarlos de inteligencia ha sido un error, sus circuitos positrónicos auto-generaron algo que aún no hemos podido discernir. La mitad de mi equipo habla de conciencia y los restantes se inclinan por la palabra alma. De todas maneras esto fue lo que causó la falla y no hay manera de solucionarlo. Los riesgos son demasiado altos; quizás algunos acatarán las órdenes impartidas, pero un alto porcentaje podría cuestionarlas.
Los hemos hecho demasiado humanos.

Exclusivo para La Cuentoteca









13 comentarios:

María Taltavull dijo...

Tremendo y contundente. Excelente, además.

Qué decir: ojalá se diera en alguna de esas mentes una mínima reflexión, así, Dejaría entrever que aún hay posibilidades de salvarnos...

María Taltavull dijo...

se colgó el comentario, perdón (agréguese esta parte según corresponda).

..., así, aunque sea un destello de humanidad.

María del Pilar dijo...

Muy bueno, Miguel, me gustó: el que una entidad no humana pueda evaluar una decisión humana y corregirla, eligiendo por la vida, arrastra un gran mensaje.

Salemo dijo...

Gracias María. Esperemos que así sea.
Como verás, no pude desprenderme del todo de la realidad a pesar de ser un cuento un poco más fantástico que los últimos.

Salemo dijo...

María del Pilar: la intención del relato es un poco esa, buscar alguien que se revele y trate de poner las cosas en su lugar. Si el ser humano por si solo no lo logra apelemos a la inteligencia sin malos agregados, lo que parece que solo podría darse en una máquina. Esperemos que no sea solo así.
Gracias por pasar, gustar y comentar.

María Taltavull dijo...

Es un cuento fantástico, sin duda. Pero da para pensar también... A esta altura todo se mezcla: realidad ficción, género fantástico, atrocidades fantasmagóricas del "mundo civilizado"...

Unknown dijo...

¿QUE FUE DEL CIENTÍFICO QUE DOTÓ DE CONCIENCIA A LOS ROBOTS? ¿FUE RECICLADO? CARAY,ESTE CORTO LO EQUIPARO A LA SAGA DE ISAAC ASIMOV "LA FUNDACIÓN" O LA DE TERMINATOR, MÁS RECIENTE.
FELICIDADES POR EL CORTO Y MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLOS CON TODOS TUS AMIGOS, UN ABRAZO, TONY.

Salemo dijo...

Claro, María, es muy difícil no mezclar las cosas en este mundo caótico. Todo se relaciona de alguna manera.

Salemo dijo...

Así es ,Antonio. Las tres leyes de la robótica fueron un poco fuente de inspiración, aunque según esas leyes el hombre no podría ser dañado por una inteligencia artificial. En este caso me dio más por dotarla de una especie de libre albedrío, ya que cabía la posibilidad de cumplir con su destructiva misión, que al final de cuentas era para lo que había sido creado.Una especie de rebelión beneficiosa de la máquina en beneficio de la humanidad. Y hasta dando un ejemplo, si se quiere.
Un abrazo y gracias por pasar.

En los Esteros dijo...

Extraordinario cuento. De los mejores que he leìdo de ciencia ficción... Me encantó.
Antonio Cruz

Ogui dijo...

¡Buen relato, Dorelo! Lo de "demasiado humano" no sólo es una referencia ejemplar sino una ironía a lo que pasa en la realidad. Un piloto humano no hubiera dudado, al menos en las condiciones en que los preparan hoy. Porque esa es otra debilidad demasiado humana: se considera en el cuento que las víctimas serían daños colaterales, cuando la realidad nos marca que en realidad son consideradas hoy por varios ejércitos como responsables de que, por ejemplo, vivan ahí esos "revoltosos"...
Ojalá pudiéramos tener esos robots formando parte de los ejércitos...
Pero ya sabe Usted que no lo digo desde el corazón...

Salemo dijo...

Bueno, me están apabullando con los elogios. El primer Antonio, supongo el Heliconio Cebrián, comparando ( y exagerando) el relato con semejantes perlas del maestro Asimov o el film de culto. Y luego Antonio Cruz diciendo eso de "de los mejores que he leído de ciencia ficción".
No sé que decir más que muchas gracias y recalcar la generosidad de ambos.

Salemo dijo...

Don Héctor: usted,con su proverbial sapiencia ha dado justo con el tono que quise imprimirle a la frase final. La ilusión y la inocencia de mi parte al pretender que el ser humano alcance( o recupere, quizás) esa nobleza que pareciera completamente perdida.
Es muy cierto también lo que dice con respecto a las víctimas consideradas cómplices en muchas oportunidades.
Y como estaba un poco malo, también me pareció oportuno recalcar que a veces esos aparentes líderes representantes de los humildes o los marginados se olvidan de sus supuestos ideales cuando el, en un principio enemigo, sale a tentarlo con un grueso fajo de ideales opuestos.
De todas maneras, demosle para adelante y confiémos en que todo tiempo futuro será mejor...O no será.