miércoles, 30 de junio de 2010

Un adiós definitivo- Miguel Dorelo

Nada más triste que el momento del adiós...

Un adiós definitivo- Miguel Dorelo

Te amo.
No encuentro ni me sale otra forma de empezar esta, la última carta que voy a escribirte.
Sin vos, simplemente no existo. Y es por eso que voy a darle por fin sentido a mi vida, o mejor dicho a estos últimos instantes en que el mundo me contará entre los vivos.
Es este un adiós definitivo; he comprendido al fin que lo nuestro no tiene futuro.
Esta mañana he comprado una Beretta 92, y cuando vuelva de enviar esta carta haré lo que es preciso para olvidarte definitivamente.
Tengo todo preparado: el tema de Joe Cocker, ese de nueve semanas y media con el que jugábamos a que eras Kim Basinger, el sahumerio de sándalo y la foto aquella de cuando pasamos juntos nuestro primer fin de semana.
Quizás pienses que soy un cobarde al tomar esta decisión, pero ¿Qué sentido tiene continuar con esta agonía, en este mundo que ya no es más que un páramo desolado si vos me faltás?
Lo último que mis ojos verán será tu sonrisa. Y las otras imágenes, aquellas que quizás sean las que realmente cuentan, las del recuerdo de tantos momentos que pasamos juntos, las retendré hasta el preciso instante en que la bala destroce hueso, masa encefálica y pensamientos.
A lo mejor creas que estoy siendo muy duro, no es mi intención serlo, pero tanta angustia contenida no puede menos que desbordarse y salir a borbotones de mi corazón eternamente enamorado de vos, la única mujer que alguna vez existió realmente en todos estos años. Esos años que ya son muchos, demasiados para este cuerpo y este corazón ya cansados.
Adiós y hasta siempre. Si del otro lado existe alguna otra clase de conciencia, la bien usaré recordándote eternamente.
Que seas feliz, aún en compañía de otro; no guarda rencor alguno mi alma.
Por siempre tuyo, amor.
Esteban.


Hola, ¿Cómo andás? Soy Esteban. Si, el mismo de la carta anterior, la que te mandé hace dos días.
Ya sé, a esta altura yo no tendría que estar en condiciones de escribirte. En realidad, no tendría que estar en condiciones de hacer nada, pero viste como son las cosas, el hombre propone y dios dispone, dicen. No te asustes, no te escribo desde el más allá ni nada de eso; estoy vivo. Más vivo que nunca, en realidad.
Te cuento, después de todo tenés algún derecho a enterarte aunque sea por aquella pequeña historia que alguna vez tuvimos. Después de dejar la carta en el correo al llegar a la esquina me encontré con una persona que hacía muchos años no veía, vos también la conocés, Carlita, la hija de mi tia Gladys. ¿Te acordás que fuimos juntos a su cumpleaños de quince? Bueno, me preguntó como andaba y le comenté algo de lo que me pasaba. Palabras van, palabras vienen, me acompañó hasta mi departamento y ahí no pude contenerme y le conté todo. Se puso muy mal con lo que me estaba pasando y me dijo algo así como que un clavo saca a otro clavo, sonsito. Tarde un poco en darme cuenta qué quería decir con eso, hasta que tuve una pauta más real cuando comenzó a sacarse la blusa. Casi diez años sin verla, ahora tiene veinticuatro y me aclaró que ya no le dicen Carlita; Karla con K, le gusta que la llamen. Es impresionante lo que creció esta nena.
Esto te va a causar gracia: lleva siempre en su cartera un cd con la versión de “Sweet Dreams” que grabó Marilyn Manson, por si pinta la ocasión, me dijo. Y se mandó un stript tease que casi me deja seco ahí no más. Algo salvaje, bien caliente, no como aquél jueguito pueril que solíamos hacer. Lo que es la juventud de hoy día.
Bueno, así están las cosas. He reflexionado, soy un hombre joven, con una gran capacidad de amar y muchos años por delante. Ella me dice que el que le doble en edad no le importa en lo más mínimo y que me hará el ser más feliz del planeta. Yo le creo.
No te escribí antes porque no hemos dejado de hacer el amor durante estas cuarenta y ocho horas. Pensar que nuestro récord fue de, exactamente, de tres horas con intervalos esa noche que medio nos emborrachamos. Es evidente que lo nuestro era algo superficial.
Te pido un último favor, esta será ahora si la última carta que te escriba, ¿podrías mandarme aunque sea una parte de aquél dinero que una vez te ofrecí para ayudarte a saldar ese descubierto que tenías en el banco? Es que con toda la cuestión de mi angustia estuve unos días sin trabajar y ando medio corto. Este fin de semana largo me voy con Karla a la costa y quiero pasarla a full. No lo tomes como un reproche, pero un poco de culpa te cabe, tratá de hacerte cargo y mandáme el giro lo antes que puedas.
Ah, te mando el cd de Joe, ya no lo voy a necesitar.
Chau.
Esteban.

P.D: la Beretta me la quedo, vos viste como está todo este tema de la inseguridad.

Elaborado para La Cuentoteca

Por primera vez en La Cuentoteca, un tema acorde al relato. Es que me puse nostálgico: ella me lo bailaba.



18 comentarios:

Ogui dijo...

¡Buen cuento, che!
Y sí... ¡entre KB y MM, me quedo con MM! No hay duda, Dorelo, que juega con fuego cruzado...
Esta vez lo salvó la Karla, espero que la próxima haya ya vendido la B92...

Salemo dijo...

¡Gracias Ranea!
La Karla salvaría a más de uno, me parece...O por lo menos les haría tener unas cuantas alegrías antes del final.Aunque este blog no aconseja quedarse con solo esas cuestiones netamente físicas y hace hincapié que siempre es mejor el sentimentalismo y lo espiritual.
Bah, en realidad no estoy seguro que sea tan así. Hagan lo que quieran, ya son grandes.

Espero que Esteban ( no el autor) no tenga que vender la Baretta para comprar alguna ayudita química con el loable fin de seguirle el ritmo a la muchacha.

María del Pilar dijo...

¡Muy bueno, Miguel! Me hiciste reir mucho con ese final.Abrazo

Salemo dijo...

Venía de un relato pesado, María.Tuve que distender un poco.
Espero que esta vez nadie se sienta demasiado identificado. O lo haga para bien y trate de no dramatizar tanto en cuanto a historias amorosas.
Es cierto que a uno puede pasarle creer que después de una relación que ya no va más, ya no hay incentivos para continuar...Pero siempre puede aparecer una Karla ( o su equivalente masculino) y hacernos ver todo de otra forma.
Eso si, hasta que no aparezca, uno/a sufre. Me contaron, claro.

Javier López dijo...

Pues eso, Dorelo.

Por cierto, si Karlita es hija de la tía Gladys, eso suena a la primita que creció y... no sigo.

Al final, todos acabamos con una sonrisa con esa ingeniosa PD.

Salemo dijo...

Da morbo esto del semi parentesco.
Sin herir susceptibilidades, más de uno se habrá llevado la sorpresa de Esteban al ver lo crecidita que está esa señorita que hace mucho que no veíamos.
La posdata es acorde a los tiempos que lamentablemente vivimos por estas
latitudes.
Gracias por pasar, Javi.

En los Esteros dijo...

¿Un clavo saca otro clavo?... Para mí esta chica Karla es la piba "Tenaza"... Te sacó un clavo y te dejó atenazado... Yo que vos, además de la carta le mandaba la Beretta (aunque pensándolo mejor en una de esas se te viene al humo y te caga a tiros...Mejor no).
Muy bueno el cuento Dorelo.

Salemo dijo...

No sé si tenaza, pero me parece que es una buena herramienta, Antonio.
¿Usted dice que encima la responsable de todo el padecimiento del pobre Esteban, encima se va a hacer la despechada ahora? Si ella lo dejó. Él estaba enamorado y Karla solo está cumpliendo con la sacrosanta misión de hacer que la olvide. Yo diría que esta chica es la famosa buena samaritana.
Mujeres.

MARIA PIA DANIELSEN dijo...

Me divertí muuuucho leyendolo, muy bien escrito y TAN REAL!! Son los tiempos que corren, el amor eterno dura... un instante! Saludos!

Salemo dijo...

Gracias María Pía.
Dejemos una puerta abierta para aquellos amores, que si bien no eternos, son bastante sostenibles en el tiempo, que también los hay.
Sin ir más lejos, yo mismo...Mejor lo dejo ahí, no mezclemos la literatura con lo personal.
Un beso.

Clarice Baricco dijo...

No me gustan las despedidas, pero, pero, pero, son necesarias. Pero sin ser cínicas eh?

Ay Dorelo, ¿qué hago contigo?

Me encanta leerte.

Abrazotes.

Salemo dijo...

Lo bueno de las despedidas son las bienvenidas que suelen venir a continuación. No siempre, pero a veces se da.
Eso, Clarice ¿Qué hacemos conmigo? Yo me hago la misma pregunta.
Abrazo, bueno, ya te vas a curar y cambiarás tus gustos de lectura.

María Taltavull dijo...

Excelente, Miguel, simplemente, excelente. No puedo parar de reirme... Qué bueno cómo trasmitís esa sensación gloriosa de venganza, una joyita. Cuánto sarcasmo, cuánta ironía. ¡¡¡Bravísimo!!!

Salemo dijo...

Gracias, María. Aunque yo lo dejo a la libre interpretación del lector; ¿Lo habrá planificado Esteban o solo es mérito del desenfado de la bella, supongo, Karla?. Ustedes deciden, el autor no quiere comprometerse con respuestas tajantes que puedan ser usadas en su contra.

cassandra dijo...

hermoso,
pero el video famoso de la peli...
ahora parece tan tierno!
saludos mil por todo tu trabajo

cassandra

María Taltavull dijo...

Yo arriesgo que es la venganza del destino, Miguel. Esteban no planeó nada, en todo caso el mérito se lo lleva Karla, una mujer que sabe qué hacer cuándo pinta la ocasión...

Salemo dijo...

Eso es lo que le plantea Esteban a su ex,Cassandra. Ahora las chicas se inclinan por un strip más salvaje y utilizan algún tema de metal sinfónico o como en este caso, la versión de Manson de sweet dreams.
Ambas versiones son de mi agrado. Importa más el quién y el cuando.
Supongo que ahora algún gil o gila puede salir conque es una visión machista y que denigra a la mujer al ser tratada como un objeto.
¡Ja! El objeto más lindo que se haya creado,tontos. Ustedes se lo pierden.Y el strip es para los dos.
Gracias por pasar.

Salemo dijo...

Dejemos la duda; la visión de la venganza planificada no es una mala opción, María. Lo que es seguro es que Karla sabe lo que quiere, no la vamos a andar juzgando.