domingo, 30 de mayo de 2010

Pequeña diferencia-Miguel Dorelo

Desayuno para dos...

Pequeña diferencia-Miguel Dorelo

—Lo nuestro no va a funcionar —dijo con un dejo de tristeza en la mirada.
—Tendríamos que intentarlo —respondió ella.
—No tenemos futuro. Somos demasiado distintos.
—Solo te pido una noche más. Luego veremos.
—Está bien, lo haré en nombre de todos los bellos momentos que hemos pasado.

La noche resultó maravillosa.
Comenzó dulcemente, desbordó de pasión, alcanzó picos de locura.
Hicieron el amor una y otra vez, hasta quedar exhaustos.
—Te amo —dijo ella —abrázame.
Luego, esperar que los primeros rayos del sol entraran por el ventanal de la habitación, unidos, convertidos en uno solo.
Ella se despertó primero, dejó un suave beso en su mejilla y sin hacer ruido se dirigió a la cocina; lo sorprendería con un desayuno de esos que tanto le gustaban a él.
—Quizás…—susurró.
El aroma entró por la nariz de Augusto.
Cuando despertó, la dinosaurio aún estaba allí.

Exclusivo para La Cuentoteca

8 comentarios:

María Taltavull dijo...

Perfecto final a lo Monterroso, perfecto. Un cuento muy elocuente (muy).

¿Ves? Vos sí que sabés, Miguel: se puede construir desde las diferencias, pero siempre que sea amor...

Salemo dijo...

Gracias, María. Claro que sí, siempre que sea amor casi todo se puede.
Y si: otro pequeño ejercicio basado en el mini más famoso.

En los Esteros dijo...

la literatura todo lo puede... El amor tambièn... Gracias Dorelo.

Salemo dijo...

Gracias a vos, Antonio. Por pasar, leer y comentar.
La literatura y el amor juntos son invencibles. O por lo menos deberían serlo.

Clarice Baricco dijo...

Jajaja..grosero, tenías que ser!
Lindo cuento.


Abrazos.

Salemo dijo...

Gracias, Clarice.
Abrazos para vos.

Javier López dijo...

Ya que vine aquí a leer tu Dolly, también leí éste.
Buen cuento, de nuevo. Estás en racha!

Salemo dijo...

Gracias, Javi. ¡Y juro que no estoy clonando!